Nuevo diccionario de términos políticos de la España moderna
Voces como "liberalismo", "democracia", "nación", "clase obrera", "partido", "constitución" o "capitalismo", quedan definidas en el "Diccionario político y social del siglo XIX español" presentado el lunes en el Senado bajo la presidencia de Juan José Lucas. Formado por 129 términos y fruto de una investigación colectiva de varios años, la obra -publicada por Alianza- recoge lo esencial del vocabulario sociopolítico gestado en el siglo XIX con la trayectoria histórica de cada palabra, y ha sido coordinada por Javier Fernández Sebastián, catedrático de la Universidad del País Vasco y Juan Francisco Fuentes, profesor de la Complutense de Madrid.
El historiador Juan Pablo Fusi destacó durante la presentación el interés de un siglo que produjo tan importante giro historiográfico como fue la construcción del estado moderno, y "encierra por ello las raíces de los problemas de la España contemporánea, sin necesidad de remontarnos a Recaredo". Constitución, Congreso, Senado, desamortización, prensa moderna, los problemas forales vascos, la identidad, la Guardia Civil, las provincias, la cuestión social, la aparición de las huelgas, los partidos o las elecciones, fueron conceptos aparecidos en esa época. El secretario de Estado de Cultura, Luis Alberto de Cuenca, subrayó el esfuerzo que supuso este proyecto de investigación, que financió el Ministerio de Cultura, y en el que participaron 26 estudiosos y dos universidades públicas, en aras de entender, al decir de Borges, "cómo las palabras nos van configurando". Así, dijo, la mejor forma de comprender una época es entender los vocablos surgidos de esa realidad histórica, y el uso de desgaste que ha producido el paso del tiempo, y citó como ejemplo la palabra liberal, que fue "un regalo de la lengua española al mundo".
Javier Fernández señaló que el diccionario revela los cambios profundos habidos en la manera de entender la historia, y explicó su trabajo contando con la distancia temporal en las modificaciones y matices semánticos que se fueron produciendo sobre el sentido de ciertos términos políticos, todo lo cual contribuye -dijo- a esa necesidad de esclarecer el modelo hispánico de acceso a la modernidad. Juan Francisco Fuentes recordó, entre otras cosas, el alto precio cobrado por el liberalismo español casi un siglo después del desastre del 98 para mantener sus instituciones, cuando ya había perdido una buena parte de su encantamiento inicial. Dijo que en la España del XIX el cambio político fue muy por delante del cambio social y económico, desajuste que se aprecia en el ritmo de modernización de la lengua -términos como capitalismo o sindicato tuvieron que esperar hasta finales de siglo-, un desfase al que atribuyó problemas del funcionamiento de las instituciones políticas durante los siglos XIX y XX en nuestro país. En este diccionario -explicó- el lector puede encontrar una respuesta a esa pequeña paradoja que hay detrás de la capacidad de supervivencia del universo conceptual e institucional de la modernización y posteriores revoluciones liberales: "la íntima relación existente entre los conceptos de liberalismo y crisis, dos términos inseparables". El siglo XIX demostró que el liberalismo era "mucho menos vulnerable y efímero de lo que creían sus adversarios", pero también ha dejado dos lecciones históricas: que su suerte estaba ligada a la democracia y por tanto a la incorporación de las clases populares al régimen, y que la ecuación libertad-felicidad no funciona como creyeron los padres de la Constitución de 1812". Pues como ya sabemos "la libertad no hace felices a los hombres, simplemente los hace hombres", añadió Fuentes
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