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A-3 | EL GRAN TEST
Columna
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Testarazo

El estreno de El gran test el pasado domingo en Antena 3 confirmó su planteamiento multigeneracional. La familia unida frente el televisor, cada uno con su papel y su lápiz, o aporreando un teclado conectado a Internet, intentando averiguar cuál es su cociente intelectual. Manu Carreño comparó la compleja mecánica del concurso con las uvas de fin de año, mientras que su compañera, Paula Vázquez, se ocupaba de animar a las 250 personas del plató, vociferantes concursantes que, mando a distancia en mano, tenían que ir respondiendo a las sucesivas preguntas de lenguaje, geometría, lógica o cálculo. Organizados en singulares grupos (bomberos, estudiantes, rubias, calvos, profesores y enfermeros), los que acuden al plató compiten con un grupo de personajes mediáticos (actores, periodistas) denominado Los Famosos, que contribuye al tiovivo general (ganaron los bomberos). Las preguntas, sin embargo, son poco televisivas: sobreimpresionadas en pantalla, sólo tienen interés para los que las contestan. El recurso es poco visual, al contrario de lo que ocurre en Pasapalabra o, en sus tiempos, en Un, dos tres... responda otra vez. Además, eso elimina a los miles de espectadores que no estamos dispuestos a renunciar a tener las manos desocupadas para, de este modo, poder continuar haciendo zapeo con el único mando a distancia que de verdad importa.

El gran test tiene buenas intenciones, pero el lastre de la batería de preguntas, ordenadas por bloques y fases, interrumpido por cortes publicitarios, lo hace interminable incluso para quienes sientan la curiosidad de descubrir que los fumadores son más inteligentes que los no fumadores. Si la respuesta es demasiado fácil, te sientes poco estimulado. Si ignoras la solución, menuda vergüenza. El despliegue de medios y la interacción (Internet, teléfono) coquetean con una perspectiva espectacular de la estadística tan fragmentada que no acaba de cuajar, como una salsa defectuosa. Tantas respuestas acertadas, tantos puntos y el derecho a saber cuál es tu cociente intelectual en una prueba avalada por dos profesionales de la psicología mediáticos como son Alejandra Vallejo-Nájera y Roberto Colom, autor de un libro titulado En los límites de la inteligencia, que parece una descripción de un panorama televisivo al que no le vendría mal averiguar su cociente de estupidez.

[El gran test se convirtió el domingo en la emisión más vista del día, con una media de 4.309.000 espectadores y una cuota de pantalla del 30%].

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