Jesús Quintero no recibe
El pasado día 27 de noviembre acudí junto a un amigo a los estudios Caligari, ubicados en La Pañoleta (Camas, Sevilla), para presenciar una grabación del nuevo programa que produce Jesús Quintero, Ratones coloraos, después de haber concertado la cita con una empleada de la productora Silencio.
La ilusión por contemplar el desarrollo del programa comenzó con el desplazamiento que tuvimos que efectuar desde nuestra población, situada a 60 kilómetros de Sevilla, hasta el señalado lugar en una tarde lluviosa. Llegados a La Pañoleta entramos en el local donde se graba el programa y nos recibió dicha empleada que nos indicó que esperáramos media hora hasta que diera inicio la grabación, lo que aguardamos con absoluta paciencia.
Transcurrido el tiempo indicado nos dirigimos al estudio junto con unas 50 personas más que acudieron en autobús procedentes de Sevilla y cuál fue nuestra sorpresa que después de estar esperando otra media hora a que nos permitieran el acceso, se acerca otra empleada de la productora y nos dice que Jesús Quintero no se encuentra con el estado de ánimo adecuado como para tener público en el plató.
Ante esta situación, y después de escuchar a la empleada referir que suele pasar este lance, me siento en el derecho de denunciar la poca vergüenza que tiene que albergar en su ser un personaje como Jesús Quintero al permitirse el lujo de dar plante, por un "capricho emocional" de última hora, a unas 50 personas, en el caso nuestro desplazadas desde 60 kilómetros en tarde lluviosa, después de que nos garantizaran estar presentes en la grabación.
Indiscutiblemente, Jesús Quintero, más conocido por El loco de la colina, posee una valía profesional envidiable pero, paralelamente a ello, aglutina una desfachatez, una prepotencia y una categoría humana totalmente lejanas a lo que él ha anunciado en más de una ocasión.
Por muy Jesús Quintero que sea, hay que saber respetar a las personas, ya que pienso que con actuaciones como esa hay no se fomenta el tener más audiencia, como la publicidad sobre su programa anuncia, y el ganarse la simpatía de un público que hasta la fecha lo consideraba en estima.
Sólo es cuestión de tener educación, sencillamente. Aunque lo triste del tema es que a Jesús Quintero, asuntos como ese, le seguirán siendo indiferentes porque, de paso, refuerza la imagen de bohemio que él se encarga de trasmitir.
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