Un equipo contra el racismo
El Polideportivo Ejido, cuarto en Segunda abandera la concordia con los inmigrantes
El Ejido multicolor. Con este eslogan en las zamarras de sus clubes deportivos, El Ejido (Almería) trata de restaurar su imagen, maltrecha desde febrero de 2000, cuando un brote xenófobo sembró el pánico entre los inmigrantes magrebíes. La sinrazón de los exaltados alteró entonces la convivencia en una ciudad de 60.000 habitantes que reúne a personas de casi 80 nacionalidades, la mayoría trabajando en los invernaderos.
Dos años y medio después de que El Ejido se hiciera tristemente célebre, y no por la diversidad de sus cultivos, la calma ha vuelto. A ello ha contribuido con éxito una iniciativa del Ayuntamiento, empeñado en limpiar la proyección de la comarca en el exterior. Lo ha hecho utilizando el deporte como vehículo apaciguador y grabando en las camisetas de sus equipos más representativos el mencionado lema.
"El deporte es el escaparate idóneo para transmitir cualquier mensaje", afirma José Andrés Cano, concejal de Deportes, que añade: "Quisimos que la gente viera que aquí no se rechaza a nadie".
La iniciativa ha tenido un efecto integrador que se refleja sobre todo en las gradas del estadio Santo Domingo, en el que juega el Polideportivo Ejido. Aficionados al fútbol, inmigrantes o no, se vuelcan con él y su ascenso a la Segunda División, en junio de 2001, desató la euforia.
"Ahora incluso tenemos una peña que se llama El Ejido Multicolor. Tiene unos 300 miembros, casi todos extranjeros", cuenta Juan José Melero, el gerente de un club que dispone ahora de 4.000 abonados cuando hace un par de temporadas apenas tenía 600 seguidores. Ante el Levante, la pasada jornada, el club inauguró una grada que amplió el aforo hasta los 8.000 espectadores.
"Hemos demostrado que en El Ejido podemos convivir todos sin roces", pregona Jorge Valdivia, argentino, odontólogo y presidente de la referida peña; "en el fondo norte nos juntamos gente de Mali, Ghana, Brasil, Argentina, Ecuador, Grecia, Inglaterra, Polonia, Marruecos..., y también, cómo no, de España. Nos une el cariño al equipo".
"A esta ciudad la ha unido el fútbol", lanza Paco Herrera, el técnico del Poli, para quien el club almeriense es una entidad en alza: "La gente está entusiasmada. Yo acabo de llegar , pero observo que hay mucha ilusión en torno al equipo. Y los inmigrantes sienten al club como el que más. Se están haciendo las cosas con buen criterio".
El Ayuntamiento, con el 20%, es el principal accionista del club, una de las sorpresas de la categoría: es cuarto, a sólo cuatro puntos del líder, el Zaragoza. Su progresión ha sido vertiginosa.
"Todo el pueblo tiene una causa común: el Poli", asegura Melero, quien valora el proceso de conversión en sociedad anónima: "El capital, 2,1 millones de euros, está muy repartido y hay 440 accionistas menores de edad". La demanda de acciones se ha disparado. "Dentro de poco tiempo ampliaremos capital", revela el gerente, quien trata de profesionalizar el club en todos los aspectos.
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