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Madredeus graba 'Euforia' con la Orquesta de la Radio Flamenca

El disco conjuga la música del quinteto con más de 80 intérpretes

Madredeus, el grupo portugués más internacional, adquiere ahora dimensiones sinfónicas con Euforia, un doble álbum grabado junto a la Orquesta de la Radio Flamenca. Los arreglos de uno de los compositores cultos más prestigiosos del país vecino, António Vitorino d'Almeida, han conjugado la poética delicada del quinteto lisboeta con la sonoridad rotunda de la orquesta belga.

El fundador, compositor, ideólogo y guitarrista principal de Madredeus, Pedro Ayres Magalhães, se confesó entusiasmado con el experimento. "No es una obra sinfónica, sino un arreglo para orquesta, pero me fascina que, con más de 80 músicos en escena, el resultado siga sonando a Madredeus", apuntó.

La aventura orquestal era una tentación largamente acariciada por el grupo de la cantante Teresa Salgueiro. En 1995, de hecho, el violonchelista brasileño Jacques Morelenbaum ya firmó unos arreglos para una actuación del grupo en São Paulo, de la que no hay constancia fonográfica. En esta ocasión, la ciudad de Brujas fue escenario, el pasado 4 de abril, del concierto que ahora atestigua Euforia.

"Sé que el título puede sonar demasiado entusiasta", admite Ayres Magalhães, "pero refleja muy bien el estado de ánimo de aquella velada. Cuando acabamos la última pieza se desató una euforia general, una sensación de que estábamos rozando el cielo".

Clásicos

Esta digresión sinfónica de Madredeus incluye un total de 25 obras: las 16 que integran su más reciente álbum de estudio, Movimento (2001), y sólo nueve éxitos anteriores. Los clásicos de la primera etapa, como O pastor o A vaca de fogo, han desaparecido definitivamente del repertorio. "Movimento reúne las composiciones más variadas y rítmicas de la banda, constituye un retrato clarísimo de toda la trayectoria de Madredeus", argumenta Ayres. Y sentencia: "Además, no se puede tener todo en la vida. El material en el que trabajamos ahora es éste. Si manejásemos dos o tres repertorios a la vez, el resultado tendría menos consistencia".

Pedro Ayres confiesa que no tuvo valor para escribir él mismo las adaptaciones sinfónicas de su obra. "Yo no tengo esa cultura, provengo de un mundo autodidacto y habría hecho unas versiones demasiado bizarras. Vitorino, en cambio, sabía cómo traducir para orquesta el aire tradicional, atlántico, a veces de madrigal que late en los originales".

Los méritos de Ayres, en sus propias palabras, son bien distintos. "Mi obra no es académica, sino que se nutre de la curiosidad. Constituye, en cierta medida, un compromiso entre los músicos y ese público que llena la sala y aspira a ser feliz durante un par de horas".

La cantante de Madredeus, Teresa Salgueiro, en uno de sus conciertos.
La cantante de Madredeus, Teresa Salgueiro, en uno de sus conciertos.REUTERS

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