El tercer adiós de Jordan
El baloncestista, de 39 años, fija su retirada definitiva a final de curso
"No habrá ninguna posibilidad. Cero. Estoy seguro al ciento por ciento". Michael Jordan confirmó, esta vez "sin ninguna duda", que al término de la temporada pondrá fin a su carrera de baloncestista. ¿Pero, tras sus regresos de sus espantás de 1993 y 1999, quién se fía ya? ¿Se reproducirán esos picores que le hicieron volver en noviembre de 2001? ¿Reconocerá, pasado el tiempo, que sigue enamorado de su deporte y que le apetece seguir jugándolo? El cuento de Pedro y el lobo en versión Jordan. Tantas veces anunció que no había vuelta atrás que ahora nadie se atreve a afirmar que su marcha sea la definitiva.
La superestrella, que en febrero cumplirá 40 años, advirtió al inicio de la actual temporada de la NBA que no descartaba ampliar su contrato y jugar más allá de los dos cursos que firmó el otoño pasado. Sin embargo, apenas al mes y medio, asegura estar dispuesto a echar el cierre. "Mi intención está clara", enfatizó el número 23 de los Wizards de Washington. Pero Jordan ya ha puesto en cuestión la ley de las probabilidades. Hace casi cuatro años sólo había "una entre mil" de que volviera. Y lo hizo.
Su anuncio sorprende, en principio, al producirse justamente cuando acaba de pedir a su entrenador, Doug Collins, que no limite sus minutos en la cancha y que, si es necesario, le coloque en el quinteto inicial. Quiere jugar más, ya que no está contento con el rendimiento de algún compañero en los últimos encuentros, para cumplir su objetivo de clasificar a los Wizards para la fase final del torneo, lo que no sucede desde 1997. Y ahora se explica: "Ya no hay razón para reservarme para el año que viene. Puedo estar en la pista todos los minutos que me pidan". En la última campaña estuvo tantos que padeció una lesión de rodilla en el último tramo de la Liga regular que le impidió ayudar a su conjunto a pasar a la definitiva.
Claro que a Jordan no se le acaba de entender. En agosto exigió restringir su tiempo de juego y ser el sexto hombre del equipo, en octubre comunicó que su papel en el mismo aún no estaba decidido y ahora, a finales de noviembre, que no va a contemplar en el banquillo cómo acumula derrotas. "Mi presencia puede oscilar entre 37 y 25 minutos cuando las circunstancias permitan que otros tengan su oportunidad. Esto es lo que quiero que todo el mundo asimile. Cuando yo juego, no hay límites", pregona.
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