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Pujol critica a la Biblioteca Nacional por dividir el catalán y el valenciano

La clasificación los distingue, junto al balear, como idiomas distintos

El presidente de la Generalitat de Cataluña, Jordi Pujol, primero, y el Institut d'Estudis Catalans (IEC), después, lanzaron ayer severas críticas a la actuación de la Biblioteca Nacional, en cuyo sistema de clasificación el catalán y el valenciano aparecen como idiomas distintos. Lo mismo hace la agencia española del ISBN, a la que ayer no se hizo alusión. Pujol afirmó que la situación denunciada dificulta la colaboración de CiU con el PP. Esta diferenciación en la clasificación lleva años funcionando.

Aunque era conocido, el hecho de que las dos grandes instituciones estatales concedan al valenciano -e incluso al balear, en el caso de la biblioteca- la condición de idioma distinto del catalán fue denunciado semanas atrás por un grupo de bibliotecarios catalanes, que plasmaron el resultado de sus pesquisas en sendos informes que difundieron por Internet. Pilar Gómez, directora del ISBN, justificó su actuación -que contraviene el parecer de todas las instancias académicas y filológicas- en razones de índole legal: "Prescindiendo de fundamentos lingüísticos, la Constitución reconoce el valenciano como lengua". "No es un motivo técnico, es legal", agrega Gómez, al tiempo que recuerda que entre 1972 -año de su puesta en marcha- y 1978 -cuando se promulgó la Constitución- la agencia "no reconocía el valenciano".

El director de la Biblioteca Nacional, el escritor Luis Racionero, no atendió ayer las llamadas de este diario. Nombrado en marzo de 2001, Racionero no es, en cualquier caso, el primer responsable de la decisión de la biblioteca de considerar como idiomas lo que no son más que variantes dialectales de una misma lengua; una decisión que, además de la ya citada doctrina científica, vulnera el sistema de codificación de registros bibliográficos creado por la Library of Congres (Washington, EEUU), ampliamente aceptado y utilizado por la comunidad internacional, que otorga el código cat a los libros escritos en cualquiera de las variantes dialectales del catalán, entre las que figuran el valenciano y el mallorquín. La Biblioteca Nacional utiliza el código val al menos desde 1983, según la comprobación efectuada por los bibliotecarios que denunciaron el caso.

Pujol, ante una audiencia de empresarios, no se anduvo con rodeos y aplicó duros calificativos -"escandalo, vergüenza"- a la actuación de la Agencia del ISBN y de la Biblioteca Nacional, hasta el punto de considerarla "un ataque gravísimo" al catalán por parte del PP. Es lo mismo, vino a decir Pujol, que considerar el "colombiano, el guatemalteco o el argentino" como idiomas distintos del castellano.

Consultado por la agencia Europa Press, el presidente de la Sección Filológica del IEC, Joan Martí Castell, atribuyó a razones estrictamente "políticas" la distinción entre catalán y castellano que hacen las dos instituciones aludidas. "Siempre ha habido, por parte de una minoría", precisó, "la voluntad de provocar esta conciencia de que el catalán no es una lengua unitaria compartida por ciudadanos del País Valenciano, el Principado de Cataluña, la localidad italiana de L'Alguer, las islas Baleares y la Catalunya Nord", señaló, olvidando Andorra, el único país soberano donde el catalán es el idioma oficial. Martí confió en que la Biblioteca Nacional rectifique -"aunque no hay que exigirle nada", señaló-, sobre todo porque hechos como los relatados, más que al idioma, "desprestigian" a la propia biblioteca.

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