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LA VENTANA DE MILLÁS

Tentación

Yo debía tener unos siete u ocho años, estaba en casa de mi abuela y vinieron unos tíos segundos con su nieto, Gabriel, que debía tener cerca de un año. Mientras los mayores hablaban y tomaban el té, yo cogí el carrito y lo llevé a una habitación, cerré la puerta y mientras él me miraba le puse la mano entre las piernas, encima del pañal, durante un momento. Ahora ya debe de tener más de 20 años, he coincidido con él muy pocas veces, pero cada vez que le veo, cuando me mira, me parece que lo sabe.

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