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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Viraje en Ecuador

Ninguno de los dos anteriores presidentes de Ecuador ha cumplido ni la mitad de sus mandatos de cuatro años. La primera obligación del ex coronel Lucio Gutiérrez, un populista de izquierda elegido el domingo en segunda vuelta, será hacerlo mejor en un país que no se caracteriza por su estabilidad económica o política. Su anunciada victoria frente al magnate bananero Álvaro Noboa, al que sacó nueve puntos de ventaja, expresa el deseo de cambio de una nación que descendió al caos económico en 1999 (hiperinflación, colapso bancario, impago de la deuda) y continúa asolada por la corrupción institucional. De los doce millones de ecuatorianos (más de la mitad oficialmente pobres), centenares de miles han abandonado su país en los últimos años para huir de la miseria, muchos de ellos hacia España.

El triunfo del ex coronel golpista, que estuvo algunos meses en la cárcel tras derrocar en enero de 2000 al presidente Jamil Mahuad con apoyo del movimiento indio, confirma una tendencia clara en Latinoamérica, especialmente en los países andinos, que se manifiesta en la elección de líderes populistas, entroncados con los colectivos indígenas. En el caso de Chávez y Gutiérrez se da la coincidencia inquietante de que ambos protagonizaron iniciativas golpistas en sus respectivos países. Perú y Bolivia han registrado un ascenso notorio de los movimientos políticos de base indigenista.

Lucio Edwin Gutiérrez es por ahora el último en beneficiarse del rechazo creciente de los votantes por los partidos tradicionales y las recetas globalizadoras impulsadas por Washington y las instituciones crediticias internacionales. Ecuador, en situación económica crítica, agobiado por una formidable deuda externa, depende de un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional que no acaba de concretarse.

Lo tiene difícil un hombre que carece de experiencia política y del que la mayoría de sus compatriotas espera que haga su vida más decente -alojamientos más baratos o sanidad digna de ese nombre- y combata frontalmente la corrupción. Pese a sus diatribas iniciales, el ex coronel ya anuncia que mantendrá la heredada dolarización del país y su intención de hacer un Gobierno de unidad nacional, con presencia de "empresarios honestos, banqueros honestos y movimientos sociales", para hacer la reforma del país andino. Pocos aliados va a encontrar para su proyecto cuando tome posesión en enero ante un Parlamento hostil y notable por su descrédito.

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