Un poco de todo
- Parón. La Liga descansa y resulta difícil no hacer un resumen aunque se hayan jugado sólo ocho jornadas. La ACB, rauda y veloz para sus cosas, anuncia que se ha superado la media de espectadores: 5.980 por partido. ¿Consecuencia del aumento de 340? Ninguna. Pero, bueno, las pirámides se construyeron piedra a piedra.
- Selección. Juega en penumbra, fuera de foco en una semana en la que los medios se empeñaron en que sólo existiese un partido de fútbol en el universo y luego resultó un fiasco rematado por la pareja Gaspart-Van Gaal, aspirantes al disparate del año. No hay duda de que este Preeuropeo sirve para poco más que para presentar en sociedad a Moncho López y que los internacionales se diviertan un poco.
- Jóvenes. Donde ha habido noticias refrescantes es en el papel protagonista de algunos proyectos de estrellas. Felipe Reyes y Roger Grimau han acaparado buenos números y halagos. Felipe sigue quemando etapas y Grimau demuestra que, cuando sabes de qué va, da igual el puesto. Su reconversión a director ha sido un éxito y decir que el Caprabo Lleida respira por su boca es quedarse corto.
- Barça. Es líder con compañía, pero huele a favorito. Ha perdido potencia física, pero ha ganado en algo determinante: los jugadores decisivos, ésos que se crecen en el último cuarto, que saben convivir con la presión, que reclaman el protagonismo sin importarles el riesgo... El Barça tiene a los dos que todos querrían en su equipo al final de un partido igualado: Bodiroga y Navarro.
- Gasol. A este paso, va a cubrir en dos o tres años un aprendizaje que a los demás les cuesta el doble. Su aclimatación fue portentosa. Luego, se habló mucho de las dificultades de mantener esa progresión, que lo difícil es mantenerse, que le iban a vigilar más... Y, de repente, sus rivales no son O'Neal, Duncan, Garnett o Jordan, sino sus compañeros y su nuevo entrenador, con el que ya se ha cruzado mensajitos. Hace bien Gasol en quejarse. No como insubordinación, sino en defensa de su lugar en el juego, la franquicia y la NBA. No sería el primero. Pocas estrellas no tienen en su historial algún conflicto con su entrenado. Gasol se tiene que hacer respetar y, desgraciadamente, con lo que haces en la cancha no es suficiente a veces. ¿Quería Brown rebotes? Quince puede que sean suficientes para que le tome más en serio.
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