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Alemania introduce un impuesto a la venta de acciones y elimina el secreto bancario

La coalición rojiverde aprueba en reunión urgente medidas para elevar los ingresos fiscales

Javier Moreno

El ministro de Finanzas alemán, Hans Eichel, mantuvo anoche una reunión de urgencia en Berlín con altos dirigentes de la coalición rojiverde para consensuar nuevas medidas con las que paliar el agujero financiero en el que está sumido el Estado. De forma inmediata, tras los trámites parlamentarios, las ganancias por la venta de acciones pagarán un 15% de impuestos. En la reunión también se decidió acabar con los últimos restos del secreto bancario, para que el Estado pueda rebañar unos cientos de millones de euros de operaciones que ahora no se comunican.

Hasta hoy, cualquier venta de acciones o productos inmobiliarios estaba exenta de pagar impuestos en Alemania si se realizaba un año después de la compra, lo que se conocía como "plazo especulativo". Eichel decidió ayer acabar con ese plazo. O mejor dicho, extenderlo ad infinitum. A partir de ahora, aunque la venta se produzca años después, habrá que hacer frente a un impuesto general de tipo único del 15%.

Con todo, el ministro ha tenido que dar marcha atrás en sus planes originales, que consistían en que las ganancias por este tipo de operaciones cotizasen al tipo general del impuesto de la renta de cada contribuyente, lo que hubiese supuesto un aumento tremendo de la carga impositiva. El cambio de planes ha sido el resultado de la presión de Los Verdes y de algunos dirigentes socialdemócratas, aterrorizados por el vertiginoso desplome de popularidad del Ejecutivo. La última encuesta muestra que la CDU (oposición democristiana) dispone de una intención de voto del 44%, frente al 34% del SPD, un deterioro que ningún Gobierno había sufrido tan rápidamente en la historia de la República Federal. Las elecciones fueron hace apenas dos meses. Tan sólo la semana pasada, el Gobierno aumentó las contribuciones al sistema de pensiones, congeló los salarios de los médicos para 2003 y subió los impuestos a los carburantes, entre otras medidas impopulares.

La otra decisión importante de ayer consiste en la eliminación de los últimos restos del secreto bancario vigente en Alemania. A partir de ahora, los bancos tendrán que comunicar a la Hacienda pública toda una serie de operaciones (básicamente de transferencias de capitales), de las que hasta ahora no tenían que dar cuenta.

Desaceleración económica

Eichel calcula que en total será capaz de recaudar por estos dos conceptos unos 1.000 millones de euros más el año que viene: unos 350 millones por el impuesto a la venta de acciones y 600 millones por los nuevos controles sobre los capitales, según una estimación del Frankfurter Allgemeine Zeitung. Lo menguado de la cifra ya da una idea de la desesperación de las autoridades alemanas por el Estado de las finanzas públicas. Frente a esos escasos 1.000 millones, los técnicos de Hacienda calcularon la semana pasada que sólo el año que viene faltarán 16.000 millones en el Presupuesto, por la desaceleración de la actividad económica y la mala evolución de los ingresos.

Ambas decisiones "reflejan el pánico de Eichel en su desesperada búsqueda de nuevos ingresos", según afirma Friedrich Merz, el segundo de a bordo del grupo parlamentario de la CDU. "La eliminación del secreto bancario es también un error fundamental de política económica; lo único que hará será alentar la huida de capitales fuera de Alemania". La CDU planea oponerse a las nuevas leyes en el Bundesrat o Cámara alta, donde el Ejecutivo no dispone de mayoría.

Pero el ministro de Finanzas se encuentra en la posición más difícil de su carrera. Bruselas le ha abierto un expediente por superar el 3% del déficit público este año, lo que contraviene el Pacto de Estabilidad europeo. Todos los indicadores apuntan a que en 2003 volverá a suceder lo mismo. Por ello, se impone encontrar nuevas fuentes de ingresos como sea. "El tren va en la dirección correcta", según la experta en finanzas de Los Verdes, Christine Scheel. "No se puede reprobar el hecho de que los bancos tengan que enviar más información a Hacienda".

Hans Eichel, ministro alemán de Economía, habla con Gerhard Schröder, canciller del Gobierno, en octubre pasado.
Hans Eichel, ministro alemán de Economía, habla con Gerhard Schröder, canciller del Gobierno, en octubre pasado.AP

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