Justicia
Se lo dijo Humphrey Bogart a Ingrid Bergman, al final de Casablanca: 'En un mundo tan revuelto como el nuestro, ¿qué pueden importar los problemas de tres simples personas?', vino a preguntar (cito de memoria), refiriéndose a la Segunda Guerra Mundial.
Quien dice tres dice dos, y quien dice aquella guerra dice ésta, lo que está cayendo y lo que está por caer. Así que un juez de Barcelona, Francesc Abellanet, haya zanjado la historia del tipo que se presentó en la casa donde se refugiaba su mujer con un hacha en la mano y amenazó con matarla, con una multa de 60 euros (9.983,16 pesetas), lo cual no sólo resulta minimizante y relativista, sino que pone la amenaza con objeto punzante y contundente a un precio de verdadera ganga. Eso sí, al individuo le ha caído otra sanción, ésta de 90 euros (14.974,74 pesetas), por el manotazo que se le escapó. La cosa le ha salido al sujeto mucho más a cuenta que un kilo de jamón de bellota, no pongamos uno de foie.
Si hay algo que me gusta de cierto tipo de autoridades es la forma en que son capaces de organizarse rápidamente para el trabajo en cadena. Todo fue aparecer don José María Álvarez del Manzano asegurando que para solucionar los malos tratos a la mujer no hay nada como mirarse la pareja a los ojos con amor, y héte aquí que el juez de Barcelona hizo lo propio con el cónyuge atacante, y ahí tienen el resultado. Una sentencia que parece un beso de tornillo al culpable. No me explico cómo aún hay quienes proponen que Ana Botella se encargue de Asuntos Sociales, ella, que lo único que hizo para merecer destrozar semejante departamento fue ponerse a favor del concejal que acosó a Nevenka (y el garbo con el que arregló la colita de la nena entrando en El Escorial, pero ésta es otra historia, o más bien otro Asunto Social). Mucho más indicado para el cargo resultaría el señor Álvarez del Manzano, y ya no digamos si echara una manita el juez, con las maracas.
Querido Bogart, lamento disentir, pero la forma en que se hace justicia a las pequeñas personas acaba influyendo en cómo es el mundo. Pero no se me ocurre nada para mejorar la situación. En lo que a mí respecta, estoy dudando entre pedir una dosis de gas nervioso o de su antídoto.
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