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Columna
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Un himno

En EE UU nunca se aprobó una ley en contra de los linchamientos. Nunca. No estaban permitidos, pero tampoco prohibidos. Esos linchamientos eran frecuentes en las primeras décadas del siglo XX en los Estados del sur. Se perseguía a un negro, con la acusación generalmente infundada de haber perpetrado una violación contra una mujer blanca, y se le colgaba de un árbol. A veces se le arrancaba la piel de la cara. Casi siempre se le quemaba vivo. En los años treinta, Billy Holliday encontró una canción, Un fruto extraño, que hablaba precisamente de eso: 'El olor dulce y fresco a magnolia se mezcla con el de la carne quemada. Hay un fruto extraño colgando de los árboles del sur'. Billy Holliday no pudo grabar nunca esta canción en la casa Columbia porque su letra fue considerada subversiva. Tampoco pudo emitirse en ninguna emisora de radio hasta bien entrados los años sesenta. Pero las canciones, mucho más que los libros, corren de boca en boca y son contagiosas. Un fruto extraño se convirtió en el himno de la resistencia negra, un himno que en boca de Holliday era aún más trágico. Ella le añadía la tragedia de su propia vida, que padeció también las humillaciones de la segregación.

Un director de documentales americano ha seguido el rastro de esta canción. Si la historia del jazz es en gran parte la historia de Estados Unidos, la breve historia que cuenta esta canción contiene la esencia del dolor humano que vivieron los negros. Parece Faulkner y parece un espiritual. Parece una canción popular y parece un poema. Es un himno por derecho propio. En la sala de cine donde se exhibe en Nueva York, se palpa un silencio emocionado y doloroso. Lo más lógico era pensar que Un fruto extraño había sido compuesta por un negro. Pero no. La verdadera idea que fluye en este documental es que la lucha contra la injusticia puede, debe, ser universal. En los años treinta, un profesor de instituto del Bronx, blanco, progresista, amante de los musicales, compuso esta bellísima canción que luego Billy Holliday haría suya. Este profesor era judío. ¿Qué mente perversa se sacó luego de la manga eso de que cada grupo, negros, homosexuales, mujeres, judíos, musulmanes, sólo deben defenderse a sí mismos?

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