Del cochinillo asado a la cocina creativa
COQUE, un inusual mesón madrileño atendido por cuatro hermanos
Tras medio siglo de actividad, el trabajo de este primitivo mesón castellano situado entre los recovecos industriales del sur de Madrid ha comenzado a suscitar múltiples comentarios. Cuatro hermanos de la tercera generación de una misma familia atienden este local de estética abigarrada, en el que se funden un artesonado de baños árabes con detalles kitsch y un horno de asar a la usanza clásica. Imposible encontrar nada semejante. Con un entusiasmo inusual, cada uno de estos profesionales realiza funciones separadas. Rafael Sandoval, sumiller, atiende una bodega importante. José Ramón, maestro asador, despacha entre 70 a 80 cochinillos a la semana. Juan Diego desempeña el cometido de jefe de sala, mientras que Mario, benjamín de la familia, pulido en los fogones de Zalacaín, Racó de Can Fabes y Akelarre, se ocupa de la cocina.
COQUE
6. Francisco Encinas, 8. Humanes de Madrid (Madrid). Teléfono: 916 04 02 02. Cierra lunes y domingos noche. Menú del día, 12 euros; gastronómico, 42,07; gran 'chef', 66,11. Precio: entre 40 y 50 euros. Ostra con nécora y maíz, 5,60; cochinillo crujiente, 22,84; café bombón, 5,71. Pan ... 6,5 Café ... 7 Bodega ... 7,5 Ambiente ... 6 Servicio ... 8 Aseos ... 6
¿Qué se puede comer en esta casa? Dos clases de recetas disociadas. Junto a los asados de cochinillo, que alcanzan cotas relevantes, algunos platos de cuchara que integran el menú del día (12 euros). En la relación, patatas con setas, judías con liebre, callos y cocido al caldero (sólo los jueves). A su lado, otra carta creativa con la que la familia Sandoval aspira a situarse en un plano de vanguardia.
Lamentablemente, Mario encarna el papel de un buen cocinero con la lección mal aprendida. Como él hay decenas de jóvenes en España. Prepara recetas ligeras, tiene técnica, domina los puntos de cocción y sabe de estética contemporánea. Pero, igual que otros, se complica la vida con combinaciones estrafalarias. Mezclar sin criterio equivale a no crear nada. Por eso su carta es un tobogán repleto de aciertos y disparates. Cuando en una copa se superponen una ostra, huevas de arenque, espuma de maíz y una pata de nécora frita, el fracaso está garantizado. Si un lomo de esturión se junta con un calamar, colmenillas y perrechicos, la pregunta es inevitable: ¿setas de primavera en el otoño micológico más prolífico de los últimos años? ¿Por qué mezcla un magnífico lomo de cierva con un insulso carpaccio de vaca que sale malparado? Al menos, el cocido de garbanzos con bogavante es muy sabroso; el pargo con cuscús, más que aceptable, y los zorzales con tocino, agradables.
COCHINILLO, POSTRES Y BODEGA
UNO DE LOS HITOS gastronómicos de esta casa reside en el cochinillo asado en horno de leña. Para su elaboración se utilizan ejemplares de 21 días alimentados únicamente con leche materna, que proceden de granjas exclusivas. Gracias al emparrillado sobre el que se disponen las piezas, adquieren un color dorado y crujiente mientras pierden todas las grasas superfluas. Otro de los aspectos brillantes de Coque es su panadería-repostería artesana. Si el surtido de panes es superior a la media, los postres y las golosinas hacen gala de un refinamiento que desborda la oferta salada. Lo ratifican los buñuelos de avellana y chocolate con mermelada de violetas, y lo confirma el café bombón, un cristal de café con espuma de chocolate blanco. No desmerece el café; es de mucha envergadura el servicio, y llama la atención la bodega, con una buena selección de marcas no sólo de la Rioja y Ribera del Duero, sino del Priorato, Almansa, Somontano, Toro, Yecla, Campo de Borja y otras. Además de destacados vinos franceses, californianos, italianos y chilenos y numerosos blancos de relieve. Y donde el listado llega al cenit es en los secos y dulces, ideales para los postres, con marcas de Jerez, Oporto, Mosela, Hungría y Francia. Tampoco los whiskys y brandies desmerecen.
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