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Reportaje:

Tensa espera en Garrigues

El despacho de abogados no ha aclarado su futuro tras separarse de Andersen

Amaya Iríbar

La separación de Andersen no ha despejado el futuro de Garrigues. El mayor despacho de abogados de España sigue sin cerrar ningún acuerdo que le garantice alcance internacional. Por ahora los números le acompañan, pero la tensión ha crecido en los últimos meses, según varias fuentes. Lo que parece descartado a corto plazo es la desintegración.

En Garrigues conviven desde 1996, año en que el despacho se fusionó con el área legal de Andersen, dos culturas diferentes: la de los abogados de empresa de toda la vida y la de los asesores fiscales; la de los garrigues y los arturos.

La firma, que niega las tensiones, negocia con 20 bufetes fuera de España, pero no ha concretado ningún acuerdo

Esa tensión natural ha dado excelentes resultados en los últimos años, con incrementos anuales de facturación superiores al 20% hasta 2001, y del 18% estimado en 2002 (168 millones de euros). Pero desde que el despacho, que emplea hoy a 1.070 abogados, decidió romper con la red mundial de Andersen, este año, la tensión se ha disparado, confirman distintas fuentes. La división está entre los que apuestan por volver a los orígenes, a ser el gran despacho de abogados nacional que no se casa con nadie, y los que defienden la vuelta al paraguas de una gran firma.

Por ahora lo que hay es un preacuerdo firmado en septiembre con Deloitte & Touche para dar salida a los fiscalistas, que generan el 40% de los ingresos y necesitan una potente red internacional para trabajar. Esto supondría el reencuentro con sus hermanos auditores, que ya forman parte de la red mundial de Deloitte.

Este acuerdo está en manos de la comisión del mercado de valores estadounidense (SEC), aseguran en la firma que preside Antonio Garrigues. Si la SEC considera que el despacho no es independiente, éste no podría dar determinados servicios a los clientes de auditoría de Deloitte.

Aunque Garrigues ya era una empresa separada cuando operaba bajo la red Andersen (1996-2002), mantenía con los antiguos arturos muchos vínculos: personales, la misma red internacional -Andersen Worlwide, hoy en liquidación-, comités, socios internacionales y clientes. En España, además, compartían el personal de soporte (secretarias, telefonistas, etc), que estaba integrado en la misma empresa. Esa compañía sigue dando servicio a todas los antiguos arturos, incluidos abogados.

La otra vía emprendida por el despacho es la creación de su propia red internacional. Hay en marcha 20 negociaciones distintas, pero ninguna cerrada, reconocen los socios gestores del despacho, José María Alonso (abogado) y Miguel Gordillo (fiscalista de Andersen).

Mientras alguno de estos planes se concreta, la consigna en la firma es normalidad: ni hay tensiones, ni los socios están en estampida -últimamente han dejado la firma tres de ellos por distintas razones, y algunas fuentes aseguran que hay otros en procesos de selección-, ni se está recortando empleo, ni hay peligro de ruptura. Algunos datos les dan la razón: la plantilla se ha incrementado en 100 profesionales el último ejercicio, aunque ha adelgazado por la base; el despacho acaba de nombrar 19 nuevos socios y las ventas han crecido en un año 'complicado'. Gordillo dice que el área fiscal 'no se ha resentido' tras quedarse sin red internacional, en un año en el que 'las operaciones mundiales se han reducido un 50%'.

Aunque todos los consultados coinciden en que la firma no corre peligro de romperse a corto plazo, la ausencia de salidas para los fiscalistas crea dudas en algunos. En el despacho esperan los primeros resultados de los acuerdos en marcha para diciembre.

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Sobre la firma

Amaya Iríbar
Redactora jefa de Fin de Semana desde 2017. Antes estuvo al frente de la sección de Deportes y fue redactora de Sociedad y de Negocios. Está especializada en gimnasia y ha cubierto para EL PAÍS dos Juegos Olímpicos y varios europeos y mundiales de atletismo. Es licenciada en Ciencias Políticas y tiene el Máster de periodismo de EL PAÍS.

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