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Entrevista:ENRIQUE PINTI | Cómico

'Quisiera hablar de loros y suegras'

Un hombre que habla, Enrique Pinti, de 63 años, llega a Madrid para presentar Serenata argentina, la antología de sus mejores monólogos, durante dos noches en el marco del Festival de Otoño, el 9 y 10 de noviembre en el teatro Albéniz. 'Eso es todo lo que quiero que se diga en los anuncios debajo de mi nombre: 'Un hombre que habla'. No soy un contador de chistes', añade el propio Pinti. Guionista, actor, escritor, personaje emblemático de los tiempos fundacionales del café-concert en Buenos Aires, uno de los mitos del espectáculo porteño, regresa para actuar en España casi veinte años después de una primera y fallida experiencia.

Este hombre, que habla mucho y sin parar también aun fuera de escena, en la cafetería, ha batido todos los registros en cantidad de público y permanencia en cartel con su Salsa criolla en los años ochenta y los siguientes espectáculos, basados todos en el repaso crítico de la historia y de la realidad argentina.

'Seguramente conocen a Menem, pero les presentaré al resto de los políticos'

Ahora disfruta de otra temporada a pleno con su Candombe nacional en el teatro Maipo, una sucesión de monólogos y canciones que resuenan como latigazos sobre la conciencia colectiva de la clase media argentina. Pinti pega y se pega duro, maltratándose, denigrando a los espectadores cómplices, insultando a todos los responsables de la crisis endémica del país. Sin embargo, el público le despide de pie y entre ovaciones. El temor y las dudas sobre lo que sucederá en Madrid que transmite Pinti no se compadece con el tamaño desmesurado del éxito sostenido en Argentina.

Pero allí está todavía el regusto amargo de lo que sucedió en 1983, cuando le contrataron para actuar en la sala de fiestas de don Chufo, en Barcelona: 'Fue una experiencia sumamente desgraciada y funesta, viajé especialmente contratado por el mismo don Chufo, que al parecer se moría de risa escuchando las grabaciones y, seguramente, pensó: 'si me gusta a mí le va a gustar a mis amigos'. Pues no, don Chufo debía ser muy diferente de sus amigos porque ninguno se rió y la gente no vino'.

Sabe que ahora será distinto porque se trata 'del público de un festival' y porque, probablemente, asistirán muchos compatriotas a verle además de los amigos españoles que tanto le insistieron para que hiciera una presentación en Madrid. 'Cuento con ellos, claro: Carmen Maura, con la que el año pasado rodamos juntos una película, Pepe Sacristán, Anabel Alonso, Marisa Paredes, Fernando Guillén, Amparo Soler Leal, Emilio Gutiérrez Caba, los amigos con los que me encuentro cada año cuando viajo a Madrid como turista y los que vieron los espectáculos aquí, que siempre me han dicho: 'Tendrías que ir a España, allí no se hace esto'. Pero yo me acordaba de don Chufo y creo que no lo hubiera vuelto a intentar si no fuera en el marco del festival. Veremos ahora qué pasa, no me voy a dejar engañar por el entusiasmo de los argentinos. Me encantaría hacer una temporada con el ballet y toda la compañía, pero antes quiero ver qué sucede con el público español, creo que es muy difícil exportar lo que yo hago'.

Pinti cree que 'no hay muchos' artistas en el mundo dedicados a lo que considera casi un 'nuevo género'. Ariel Goldemberg, director del Festival de Otoño 'quería sólo el monólogo', y por eso el espectáculo será unipersonal. Le habían invitado antes a otros festivales, pero no se animó hasta que comprendió al fin que 'todo ha cambiado mucho, la realidad, la comunicación y la relación entre Argentina y España. El pueblo español sabe del drama argentino, se organizan colectas, se informa día a día'. Le convenció, además, el hecho de que 'el público de un festival es totalmente distinto al de una sala de fiestas y de un teatro comercial, y que son nada más que dos noches'.

La Serenata argentina, de hora y media, comienza con el monólogo del dinosaurio, donde el propio Pinti reconoce su imposibilidad de aprender a manejar las nuevas tecnologías y se presenta como muchos de los seres humanos 'que hemos quedado perdidos en el espacio cibernético'; sigue luego con el monólogo sobre las ideologías para explicar qué significa ser radical o peronista, o ser de izquierda o derecha en Argentina, y se reserva para el final un bombardeo sobre la actualidad. Pinti también dará a conocer a los líderes políticos actuales, 'porque seguramente conocen a Menem, pero les voy a presentar a los demás'.

Admite 'estar harto' de hablar siempre de lo mismo. 'Es terrorífico, me da la sensación de que doy vueltas como un perro que quiere morderse la cola. Desde hace 20 años estoy siempre tratando exactamente los mismos temas, con distintos estímulos y con distintos puntos de partida, con distintas evaluaciones y distintos estados de ánimo. He llegado a la conclusión de que yo cuestiono el cómo se hacen las cosas aquí, no las cosas. Esto es lo que digo en los monólogos, 'todo como el orto, todo como el culo'. No me siento con capacidad para meterme en la política y hacerlo yo, porque lo único que sé hacer es el teatro. Pero sí, estoy harto. Quisiera hablar de loros y suegras y reírme con el tortazo en la cara'.

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