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¿Democracia en la región?

'Miedo: recelo o aprensión que uno tiene de que le suceda una cosa contraria a lo que desea'. Nunca tan acertada fue una definición como la que nos muestra el diccionario de la Real Academia Española para reflejar la realidad que nuestros pueblos sienten hacia un Gobierno autonómico socialista convertido en régimen dictatorial y que ejerce de máximo pontífice bajo el manto del poder y el clientelismo.

Un Gobierno socialista que después de tantos años de control político sobre todos los estamentos andaluces, tanto económicos como sociales, ha creado un clima viciado que está inundando toda la sociedad civil. Cree ser dueño y señor feudal de aquellos sobre los que gobierna actuando como tal y creando una red de favoritismo a su alrededor que en absoluto beneficia al ciudadano de a pie. Desgraciadamente, son ellos los que padecen ese control férreo de recelo y aprensión y los que tienen que soportar ese régimen de rodillo en el que, o estás dentro o fuera, sin posibilidad de alzar la voz para discrepar.

El Gobierno se ha convertido en un régimen dictatorial bajo el manto del poder y el clientelismo

¿Democracia en Andalucía?, que pregunten en los pueblos de nuestra tierra, que pregunten cómo se sienten cuando se ven obligados a guardar silencio, a callar por miedo a..., siempre hay un miedo a algo en nuestra comunidad, y es un miedo reverencial, un miedo subliminal que no se ve pero que el día a día transmite impidiendo ejercer nuestras funciones, nuestro trabajo por miedo a...

Libertad de expresión, libertad de actuación, libertad de elección, son conceptos que en Andalucía se ven mermados por este Gobierno caduco y asfixiante que lleva 20 años dictando lo que parece un manual del 'buen ciudadano andaluz', es decir, aquel que si quiere vivir y trabajar en nuestra tierra debe doblegarse a los principios socialistas y estar a las órdenes de su amo y señor, el presidente Chaves, ¿democracia en Andalucía?

Quizá equiparar el nacionalismo vasco con el socialismo andaluz pueda parecer utópico, pero no hay nada más cercano y que una más que el miedo. Da igual qué tipo de miedo sea ni el motivo que lo provoque, es miedo. Tanto en el País Vasco, como en Cataluña y en Andalucía gobiernan los mismos partidos políticos desde las primeras elecciones autonómicas y, sin duda, esto significa una limitación de la democracia, se han convertido en comunidades donde la alternancia política no tiene cabida bajo el poder de intereses creados por aquellos que se llaman progresistas.

¿Cómo se puede ser progresista y no querer cambiar nada?, ¿cómo pueden decir que son progresistas y estar anclados en una política inmovilista que nos hace imposible a todos avanzar al ritmo de España y entrar en el progreso real? Porque en el resto de España hace tiempo que las cosas cambiaron, desde 1996 fuera de nuestra comunidad los ciudadanos son libres para elegir sin aprensión a un partido político que de forma subliminal los coarte en sus decisiones como hace el PSOE en Andalucía. Hay un Gobierno fuera de nuestra comunidad que ejerce como tal, libremente, que avanza sin yugos pasados, sin dobleces, sin mensajes restrictivos, sin limitaciones, y al que muchos andaluces les gustaría acceder y no pueden por miedo a lo que significa el paso a la alternancia y las represalias.

Sacudirse el victimismo y la resignación que la Junta proclama y devolver la confianza a los andaluces es bastante difícil en esta sociedad que ellos han creado, pero no imposible. Aunque el socialismo duro e ineficaz al que se aferran por salvaguardar sus propios intereses está latente en todos los sectores sociales y económicos, hay otra forma de gobernar, para todos, una forma de gobernar desde la libertad, la tolerancia y el diálogo, la del Partido Popular.

Y nuestra obligación y responsabilidad es impulsar la alternancia de un Gobierno socialista desgastado, y demostrar que en Andalucía, como ya hemos hecho a nivel nacional, es necesario el cambio, con un proyecto fuerte y una presidenta, Teófila Martínez, sobradamente preparada para promover el cambio.

Ricardo Tarno Blanco es presidente del PP de Sevilla y diputado autonómico.

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