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Reportaje:

Un 'mare magnum' artístico

El Observatori 2002 ofrece múltiples y dispares propuestas en Valencia de las creaciones más actuales

Ferran Bono

Se puede tomar un café y escuchar música avanzada en la suerte de barracón militar en que se ha convertido el bar; salir a la terraza y mecerse con los sonidos electrónicos bajo el sol; subir al primer piso y conocer el proyecto para la zona cero surgido de un esbozo de rascacielos trazado por Gaudí; bajar a la sala de la muralla y seguir el contorno de ésta a través de guías luminosas. Son ramas de un mismo árbol, cuyo tronco recorre las entrañas del Museu Valencià de la Il.lustració i la Modernitat (Muvim). Allí el visitante se interna en el espeso bosque de instalaciones, performances y propuesta artísticas de diverso soporte y aliento creativo. Un auténtico mare magnum que constituye el llamado Obsertori 2002, Festival Internacional d'Investigació Artística de València, que arrancó el jueves y concluye mañana. Aún hay más. Está el Observatori Nocturn, que convoca a partir de la medianoche en la sala Roxy a los aficionados a la música electrónica. También a las líneas del Metro 1, 2 y 3 llega una rama del Observatori. Amnistia Internacional también tiene su propio espacio.

Instalaciones, arte multimedia, música electrónica y videoarte confluyen en el festival

Todo confluye en un intenso programa dirigido fundamentalmente a un público joven que suele responder a la llamada. Ayer, el Muvim se llenó de gente, algo nada habitual en este museo de espléndido continente y difuso contenido. Mucho moderno, ataviado con las últimas tendencias urbanas. Más de 100 artistas, nacionales e internacionales, y teóricos del arte más actual participan en el festival.

Pistolo Eliza es artista y dirige el Observatori junto a Blanco Añó. Pistolo dirigió ayer a la comitiva inaugural compuesta por la subsecretaria de Promoción Cultural, Consuelo Ciscar, los informadores y algunos artistas. El lema de este año del festival es Conflictos globales. Algunas muecas y comentarios delatan algún conflicto, más bien de entendimiento, provocado por algunas de las iniciativas artísticas. Ante una instalación, Pistolo comenta que no hay que buscar significado porque no lo tiene. 'El arte ya se sabe...', apostilla justo antes de llegar el artista lamentando que se le ha acababa de fundir una potente bombilla de su obra.

Hay de todo. La reflexiva instalación Museé Mediterraneé, del grupo de Barcelona cv8.org, es museo arqueológico de desechos del mar de carácter ecológico, comisariada por Claudia Giannetti; Mariela Cádiz propone en Levántate una sugerente y poética instalación audiovisual sobre el cuerpo y la muerte que se ilumina por la voz; Lola Petit envuelve literalmente al visitante en un corazón -en la imagen-; Laurie Lipton dibuja una hiperrealista revisión del cuadro de Saturno devorando a su hijo, de Goya, pero con una mujer modiendo aun bebé; Lluïsot es el comisario de la irónica y divertida exposición 20 años sin Naranjito, en la que participan hasta 30 artistas.

En el Espacio Net Art, Encantados de molestar, comisariado por Lele&Casares, se proponen trabajos artísticos multimedia provocadores y activistas; y Lléname la site ofrece un espacio para todo aquel que quiera introducir su trabajo.

Marcel.lí Antúnez, Campanilla, Constantino Ciervo, Milos Tzare, Monolake, Mouse on Mars, Bernhard Günter, Orlan, Jeff Bennet, Hazard, Sergei o Víctor Flores son otros de los nombres presentes en el Observatori.

De vez en cuando, mujeres vestidas con una especie de burka talibán atraviesan la sala principal del Muvim, mostrando lemas como I love NY. Un auténtico mare magnum en el que resulta difícil encontrar un hilo conductor, un criterio en la selección de los trabajos, que son muy dispares. Si está presente en todos los espacios el popular logotipo de Lois, que llevan las encargadas de las salas impresos en sus monos de trabajo. La marca textil colabora en el festival, cuyo presupuesto asciende a 300.000 euros. Un 35% lo sufraga el departamento de Cultura, según explicó Blanco Añó.

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Sobre la firma

Ferran Bono
Redactor de EL PAÍS en la Comunidad Valenciana. Con anterioridad, ha ejercido como jefe de sección de Cultura. Licenciado en Lengua Española y Filología Catalana por la Universitat de València y máster UAM-EL PAÍS, ha desarrollado la mayor parte de su trayectoria periodística en el campo de la cultura.

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