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'España puede mediar y mostrar los valores de occidente a otras culturas'

Educado en La Sorbona, Mustapha Tlili es fundador y director del ciclo Diálogos: Mundo islámico-EE UU-Occidente y miembro del Instituto de Política Mundial del New School University de Nueva York. También participó, como miembro de las Naciones Unidas, en varias iniciativas de conversaciones entre palestinos e israelíes. Como escritor, Tlili publicó El león de la montaña y editó Para Nelson Mandela, de Henry Holt.

Pregunta. ¿Por qué han elegido Granada para este encuentro sobre el mundo musulmán y occidente?

Respuesta. Porque Granada y España muestran el pasado grande del mundo islámico. Aquí es donde puede comprobarse que el islam estuvo muy desarrollado. En ese tiempo estuvieron Averroes y Maimónides, y también estaba Tomás de Aquino. Todo eso sirvió de base a la civilización europea. España tiene esa gran tradición histórica y, a la vez, es un país moderno y occidental. Puede mediar y mostrar los valores de occidente a otras culturas.

P. Se habla mucho de la convivencia entre musulmanes, cristianos y judíos, pero nunca se menciona que, con la caída de Granada, comenzó el éxodo judío hacia el centro de Europa y la expulsión de los musulmanes...

R. La tragedia de la historia es también parte de nuestro legado. Eso sólo fue un movimiento histórico. En esa época, los cristianos tenían una civilización menos avanzada en arte y cultura, pero eran muy capaces en términos militares. Conforme fueron conquistando, también fueron asimilando lo que habían dejado los musulmanes. Querían moverse hacia el futuro. Hoy quienes quieren moverse hacia el futuro son los musulmanes. Lo que ofrece Granada es la lección de que los mismos valores islámicos de hoy estuvieron ya en una cultura muy avanzada. Es decir, que no hay nada islámico que haga imposible avanzar y desarrollarse.

P. Hay países, como Turquía, que muestran que se puede ser musulmán y a la vez occidental...

R. Turquía o Túnez. Son una indicación de que el islam no es en sí mismo algo atrasado. La pregunta que debemos hacernos es cómo adaptar la modernización a las situaciones locales. La evolución de la sociedad en los países musulmanes debe encontrar su propio modelo. No podemos olvidar que el islam abarca desde Malaisia hasta Argelia, que son modelos muy diferentes. Sería como definir el concepto de cristiandad basándonos en países como España o Francia. Lo que no podemos hacer es obsesionarnos por la definición que de modernización hace occidente.

P. ¿Cree usted que occidente impone sus valores sin tener en cuenta otras culturas?

R. Absolutamente. Muchas veces debemos preguntarnos cuántas cosas van en el paquete de la modernidad, porque en ese paquete van muchas cosas positivas, pero también algunas negativas. No hay un intercambio entre un lado y otro, sino una imposición unilateral de una parte hacia la otra. Así se producen desequilibrios culturales que provocan primero un fenómeno de desintegración social y más tarde pueden convertirse en terrorismo si mucha gente se siente fuera de su lugar.

P. ¿Cómo podría abordarse eso?

R. Habría que abordar cuál es el papel hoy de los medios de comunicación. Vivimos en un mundo de imágenes. A través de esas imágenes se crean muchos estereotipos peligrosos. Si queremos mirar al futuro del mundo, debemos cambiar nuestra percepción de los demás. Lo que hoy se llama choque de civilizaciones es, en realidad, un choque de percepciones alentado por los medios de comunicación. Si se crean muchos estereotipos, se crean luego cosas difíciles de combatir. Hoy los medios presentan al musulmán como el hombre del saco, cuando no lo es en absoluto. Podría haber una especie de cadena de televisión global que mostrara la realidad de muchos países musulmanes para ayudarnos a entenderlos.

P. Usted vivió personalmente los ataques del 11-S. Como musulmán ¿qué sintió?

R. Yo vi pasar desde mi ventana el segundo avión que se estrelló contra las Torres Gemelas. En lo que pensé fue en el sufrimiento de todas esas personas, padres, madres, seres normales y corrientes, como usted o como yo, en la sensación de inseguridad. Fue un ataque contra la gente corriente. Y algo que me gustaría resaltar es que una de las primeras cosas que George Bush hizo fue visitar una mezquita y diferenciar el terrorismo del islam, que es algo que todos debemos tener en mente. Otros miembros de su Gobierno no son tan abiertos, pero para ellos las críticas son diarias en la prensa.

P. ¿Pueden jugar algún papel los partidos políticos islamistas en la evolución de los países musulmanes?

R. Una de las cosas de las que hemos hablado en esta reunión es que el mundo occidental no tiene necesariamente que rechazar a los partidos políticos islamistas. Al contrario, hay que apelar a la posibilidad de que esos partidos acudan a las elecciones. Tenemos que establecer con ellos una relación para que se integren en el diálogo y las reglas democráticas.

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