De El Molino al Pequeño Liceo
Los propietarios del local del Paralelo muestran el proyecto para recuperar la sala
El Molino abrió ayer de forma excepcional sus puertas para mostrar el proyecto arquitectónico que convertirá el actualmente desmantelado histórico music hall del Paralelo de Barcelona en un reducido pero moderno teatro bajo el nombre de Pequeño Liceo, donde el coliseo lírico de La Rambla prevé programar óperas de pequeño formato y espectáculos de cabaret. La recuperación de El Molino está sujeta a un estudio de viabilidad económica de un proyecto que requiere de una intensa explotación -'con programación de mañana, tarde y noche', explicó el equipo de arquitectos-en un pequeño teatro que sólo puede ofrecer un aforo máximo de 300 butacas.
Por la agujereada cubierta de El Molino se filtraban ayer los haces de luz de una soleada mañana que, cual diminutos focos, iluminaban los escasísimos restos que recuerdan el pasado de la histórica sala de music hall. Un otrora reluciente telón dorado colgado de la boca del escenario sobre el que pervive el nombre del local y un pequeño molino son los únicos elementos que no se llevó el empresario ruso que se hizo con el local tras su cierre en otoño de 1997. En este desolado marco, el grupo inversor que ha adquirido el local, agrupado en la sociedad Vilà Vilà, explicó sus planes de recuperación de la sala. 'La rehabilitación tiene que ser total', explicó un portavoz de los inversores. 'Es imposible aún definir el calendario, pero en el mejor de los casos la sala podría reabrir como el Pequeño Liceo en la temporada 2004- 2005'.
Mantener la actividad cultural en el local de El Molino fue el objetivo del grupo inversor local que en 2000 adquirió la propiedad del edificio del histórico teatro de music hall del Paral.lel. Y con este objetivo encargaron al equipo de jóvenes arquitectos Josep Bohigas, Iñaki Baquero y Francesc Pla la elaboración de un proyecto de recuperación del edificio y de su conversión en un teatro moderno y funcional capaz de acoger espectáculos de pequeño formato programados por el Liceo, la institución a la que los inversores han acudido para programar en el futuro la sala, que está previsto que lleve el nombre de Pequeño Liceo. 'Queremos que el local mantega su carga histórica, respetando la fachada, su signo de identidad, pero el edificio hay que hacerlo completamente nuevo en una recreación del espacio', explicó ayer el portavoz del grupo propietario, que condicionó la inversión de la rehabilitación del teatro, en la que no intervendrá el Liceo, al resultado del estudio de viabilidad de su explotación.
Sólo cuando el estudio se haya realizado y el proyecto arquitectónico haya sido aprobado por el Ayuntamiento de Barcelona, se firmará el acuerdo con el Liceo para que el coliseo lírico de La Rambla programe la sala con espectáculos para escolares, óperas de pequeño formato y espectáculos de cabaret. A partir de este momento se prodrán iniciar las obras, cuyo coste no quiso avanzar el portavoz. 'El calendario no está fijado. La ejecución del proyecto depende de que puedan superarse cada uno de los pasos previstos previamente', explicó.
El equipo de arquitectos Bohigas, Baquero y Pla presentó ayer las diversas opciones que han elaborado para rehabilitar el edificio y a las que han llegado después de barajar durante los últimos dos años múltiples posibilidades. 'Es un espacio muy pequeño que presenta muchas dificultades que suponen un reto para cualquier arquitecto', aseguró Josep Bohigas.
El proyecto, según explicaron los arquitectos, prevé construir un edificio de cuatro plantas en el que la platea se rebajará para darle más profundidad y a la vez abrir un espacio mayor de acceso a la sala para el público situado en un nivel superior. Además de la platea, la sala seguirá teniendo, como el viejo Molino, dos pisos, aunque su distribución no será en forma de herradura, sino frontal 'para que todas las localidades tengan una perfecta visión del escenario', puntualizó Bohigas. Por encima se elevarán dos pisos más, uno de ellos para oficinas y dependencias técnicas y el último para camerinos y una sala de ensayos.
Alternativas de escenario
El escenario es el punto más conflictivo del proyecto, ya que el actual sólo tiene un metro y medio de profundicad y no dispone de laterales. 'El Liceo ha pedido un escenario con un mínimo de ocho metros de profundidad y 10 de anchura, lo que obliga ensancharlo y a ocupar parte de la platea, con lo que se resta aforo a la sala', explicó el arquitecto. El proyecto elaborado prevé cuatro alternativas: un escenario de cuatro metros de profundidad, lo que permite ofrecer un aforo de 300 localidades, uno de seis, que reduce el aforo a 280 butacas, otro de ocho, con 260 localidades y un cuarto en la que la planta de platea y escenario se funden en un mismo nivel para optimizar la polivalencia de la sala y poder acoger recepciones y actos que no sean específicamente espectáculos.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.