Sin título
Siempre que iba a comprar carne picada mi madre me recordaba su sospecha: dentro de la máquina hay otra carne ya picada. Si pides ternera, te la dan con pollo. Si pides pollo te la dan con cerdo. Tienes que estar muy atenta. Así que yo, obsesionada, observaba detenidamente si esa carne en tirabuzones se correspondía con la pieza de carne que yo había elegido.
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