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Crónica:FERIA DE SAN LUCAS DE JAÉN | LA LIDIA
Crónica
Texto informativo con interpretación

Del fervor al toreo puro

Ginés Donaire

No resulta muy frecuente ver a un torero provocar al público para pedir el indulto de un toro. Pero eso le ocurrió ayer a Enrique Ponce en Jaén, una tierra donde se siente como en su casa y donde tiene su ganadería. Con su habitual toreo estético, Ponce ligó varias series interesantes al primero de su lote, un toro muy noble, pero bobalicón y sin bravura y, sobre todo, sin méritos suficiente para ser indultado. Así lo entendió parte del público que recriminó a Ponce su actitud y el hecho de estar más atento al público que al toro. Pero la mayoría del tendido se dejó arrastrar por el fervor poncista habitual en esta plaza y acabó pidiendo al presidente un indulto que no llegaría, muy a pesar del ganadero, el Niño de la Capea. A pesar de recibir dos avisos, Ponce cortó las dos orejas a su primero, pero su toreo, lleno de recursos no necesita de esas complicidades del público. En su segundo, quizá el toro con más presencia y motor, ligó algunas series superficiales y un tanto despegadas, dejando escapar un botín mayor.

Niño de la Capea / Mora, Ponce, Finito

Toros del Niño de la Capea, faltos de fuerza, salvo el quinto y el sexto. El primero fue devuelto. Juan Mora: ovación; algunas palmas. Enrique Ponce: dos orejas, una oreja. Finito de Córdoba: silencio; dos orejas. Plaza de La Alameda. Media entrada.

Lo mejor de la corrida llegó en el epílogo. Finito de Córdoba, en su segunda tarde en Jaén, obsequió al público con el toreo más profundo. Sus dos series de naturales, otra de frente y sus derechazos fueron lo más artístico de la tarde. Como él mismo reconocería después, una de las mejores faenas de la temporada. Borró así el mal sabor de boca que había dejado en su primer toro, sin apenas presencia y fuerza y al que poco pudo hacer. Al final, acompañó a Ponce por la puerta grande.

A Juan Mora le correspondió el peor lote. En su primero sólo se lució en un quite por verónicas y, en el cuarto, se enrabietó, pero desperdició con la espada el trabajo anterior. Juan Mora brindó su segundo toro al equipo médico de la plaza de Jaén, el mismo que le salvó la vida en la grave cogida que sufrió en esta misma plaza el año pasado.

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