Los socialistas apuestan por la investigación con embriones

Las posibilidades terapéuticas que auguran las investigaciones con células madre, disponibles en embriones congelados, y la negativa del Gobierno de José María Aznar a impulsarlas fueron ayer el centro del debate en la primera sesión de control parlamentario a la que se somete José Luis Olivas desde que accedió a la presidencia de la Generalitat. El PSPV asumió como un compromiso el impulso de tales investigaciones en territorio valenciano cuando acceda al poder. Olivas pidió prudencia y recordó que ni siquiera la Unión Europea tiene una postura común al respecto.

El bloqueo de los trabajos desarrollados en el Instituto de Bioingeniería de la Universidad Miguel Hernández de Elche por el científico valenciano Bernat Soria para el tratamiento de ciertas formas de diabetes a partir de células madre a raíz de ciertas lagunas legales sobre la utilización de embriones congelados fue el telón de fondo del intercambio entre Joaquim Puig, portavoz del PSPV, y el presidente de la Generalitat.

El anuncio de la Junta de Andalucía, que preside el socialista Manuel Chaves, de fomentar la investigación con células madre a través de la constitución de un equipo coordinado por Bernat Soria aportó un segundo foco sobre el debate.

Puig quiso saber si la Generalitat destruirá los 40.000 embriones que permanecen congelados desde hace más de cinco años en dependencias sanitarias, como marca la ley, o si, por el contrario, apoyaría la posibilidad de destinarlos a la investigación científica: '¿Le parece ético destruirlos?'. Recordó a Olivas las esperanzas que los trabajos de Bernat Soria han alimentado en miles de enfermos; que los valencianos 'no son fundamentalistas'; y que los 'científicos han situado a la Comunidad Valenciana en cabeza' de tales investigaciones. Pidió a Olivas que elevara sus miras, que actuara con valentía y que superara los oscuros tiempos del debate entre 'la ciencia y la superstición'.

El presidente de la Generalitat, que tiene particular empeño en fomentar la investigación durante su mandato, evitó el núcleo de la cuestión y sugirió que la posibilidad de investigar a partir de embriones es 'polémica aquí y en todas partes' y pidió 'prudencia y responsabilidad' para no alimentar 'falsas expectativas' entre determinados enfermos.

Olivas abundó en la ausencia de una posición unánime sobre tales vías de investigación en el seno de la Unión Europea, donde 'sólo dos estados y medio' (Reino Unido, Suecia y Alemania con embriones importados) las aprueban, y los Quince han optado por establecer una moratoria hasta finales de 2003 antes de adoptar una posición sobre el posible impulso de esos trabajos.

El presidente de la Generalitat expresó su apoyo a todos los investigadores valencianos, ennumeró los centros de investigación (presentes y futuros) vinculados a Sanidad, pero evitó definirse.

El debate estaba perdido, tanto que el propio candidato del PP Francisco Camps ha renunciado a participar en un mesa organizada por una asociación de enfermos de diabetes en la que debía confrontar sus posiciones con el candidato socialista Joan Ignasi Pla, según confirmó un miembro de su equipo de campaña.

La decisión de la Junta de Andalucía de apurar la letra de la ley al extremo en el ámbito de sus competencias para mantener vivas las investigaciones de Bernat Soria y evitar que acepte una oferta de trabajo en Singapur sólo corroboraron la frágil posición de Olivas, a la vez a favor y en contra de la investigación científica.

La primera sesión de control a la que se somete el presidente de la Generalitat desde que accedió al cargo también incluyó un agrio intercambio entre Olivas y Joan Ribó, portavoz de Esquerra Unida, sobre el estatuto de los ex presidentes de la Generalitat y las prebendas que lleva aparejadas. Ribó preguntó si 'la dignidad' vinculada al ejercicio del cargo exige mantener de forma vitalicia un sueldo, un chófer y dos asesores.

Olivas trasladó a los grupos parlamentarios las posibles modificaciones de la ley que fija el estatuto de los ex presidentes y achacó a Ribó una voluntad malsana de 'socavar las instituciones y especialmente la presidencia de la Generalitat'.