Muere un niño tras caer desde un noveno piso
La policía cree que el menor intentaba coger una zapatilla deportiva en un tendedero
A. M. M., un niño de 13 años, murió ayer por la mañana en Usera tras caer al vacío desde la terraza de su domicilio, situado en una novena planta de la calle de Silvina. Según informó la Jefatura Superior de Policía, el adolescente intentaba coger una zapatilla deportiva que estaba tendida en la terraza cuando se desequilibró y cayó al suelo. Éste es el tercer caso de un menor que se precipita accidentalmente al vacío en Madrid en los últimos meses.
Los hechos ocurrieron sobre las 8.10 en la calle de Silvina, en un bloque de viviendas del barrio de La Perla, cuando el chico se disponía a marcharse al colegio. Tenía las zapatillas deportivas tendidas. Primero cogió una y se la puso. Cuando se disponía a recoger la segunda, perdió el equilibrio, probablemente al tratar de evitar que la deportiva cayera al suelo.
A causa del desequilibrio, saltó involuntariamente la barandilla de la terraza -de 1,2 metros de altura aproximadamente- y se precipitó al vacío. A. M. M. cayó de cabeza y se produjo un traumatismo craneoencefálico y facial de extrema gravedad. La víctima quedó tendida en el patio interior que forma el edificio en el que vivía y el contiguo. Al patio dan las terrazas y las ventanas de las habitaciones. A unos metros del cadáver se halló la zapatilla que supuestamente no alcanzó.
El primero en auxiliar al muchacho fue el conserje de la finca, José Gómez, que, según explicó, oyó un fuerte ruido. 'Lo primero que hice fue darle la vuelta al chaval, que estaba boca abajo. Había un gran charco de sangre y, al principio, parecía que tenía algo de pulso, pero muy débil. Enseguida murió', señaló el portero. Éste avisó a los servicios de urgencia y al lugar acudió una UVI móvil del Summa, que sólo pudo certificar la muerte.
Un chico alto
La consternación se adueñó de la urbanización (unas 200 viviendas), que fue edificada hace tres años en los terrenos que ocupaba el antiguo poblado marginal de Torregrosa. Al principio, los vecinos creyeron que el fallecido era un adulto, dada su estatura (más 1,70 metros). Después comprobaron que se trataba del chico que vivía en la novena planta, lo que causó aún mayor conmoción.
El chaval convivía con su padre, la compañera sentimental de éste y sus tres hijos, ya que su madre se había separado, según los vecinos. Los cinco residían en la calle de Silvina desde hacía unos tres meses, ya que se trasladaron a su nuevo domicilio el pasado verano. 'Era un chaval muy feliz, que jugaba con otros niños de la urbanización', comentó una vecina. La mayoría de los compañeros de urbanización señalaron que no conocían mucho a la familia, ni a qué se dedicaban los padres, ya que llevaban poco tiempo residiendo en la zona. 'Tan solo sabemos que la madre vive fuera y que el muchacho siempre que nos veía nos saludaba. Siempre estaba sonriendo', señaló otra vecina.
Varios psicólogos del Samur-Protección Civil atendieron en su domicilio a los familiares del muchacho. El cuerpo sin vida de A. M. M. fue trasladado a mediodía al Instituto Anatómico Forense, donde hasta ayer por la noche no había sido reclamado por su familia.
Éste es el tercer caso de un menor que se precipita al vacío en Madrid en los últimos meses. En las anteriores ocasiones se trataba de bebés o de niños de corta edad que se habían caído también desde las terrazas de sus casas, aunque ninguno ha sufrido las trágicas consecuencias del de ayer: los niños resultaron heridos graves pero, tras ser internados urgentemente en centros especializados para menores, se recuperaron a los pocos días.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.