'Cernuda reflejó como nadie su homosexualidad'
Philip Silver, catedrático de Filología Hispánica en la Universidad de Columbia, reivindica la obra de Luis Cernuda (Sevilla, 1902-Méjico, 1963) como formalmente actual, al tiempo que destaca que, pese a su clara ideología antifranquista, el poeta no encontró su sitio en las filas republicanas. Silver participó esta semana en el ciclo sobre el autor de La realidad y el deseo, organizado por el Koldo Mitxelena de San Sebastián en el centenario de su nacimiento.
Pregunta. ¿Qué aporta la obra de Cernuda a la poesía española?
Respuesta. Un poema meditativo, discursivo. Inventa una manera de discurrir muy concisa, bastante musical, sin rima, acentuada, flexible, impresionante... y pseudoautobiográfica. Fue además un místico de la naturaleza, que es algo que apenas se había dado en la lírica española.
P. Cernuda es quizá uno de los poetas de la Generación del 27 menos conocido, pero ha influido mucho en autores de generaciones posteriores. ¿Es tal vez porque fue innovador?
R. Claro. Son sobre todo los poetas de la generación del 50, como Francisco Brines, Ángel González o Ángel Gil de Biedma, los que le fueron conociendo. Este centenario le ha venido muy bien. Antologías, exposiciones, congresos... Se va a dar a conocer al gran público.
P. ¿Su obra es actual?
R. Sí, porque de alguna forma entronca con la llamada poesía de la experiencia, cuyo exponente es, entre otro, Luis García Montero.
P. Cernuda reconoció sin tapujos su homosexualidad. ¿Cómo se reflejó en su obra?
R. Dejó ver como nadie en lengua española su condición de homosexual. Era muy tímido y pudoroso, pero este aspecto quedó claro.
P. El exilio marcó su vida. Se fue de España en 1938 y no regresó. ¿Influyó sólo su oposición al régimen franquista?
R. Para entonces había visto muy de cerca el partido comunista. Estuvo con el gobierno republicano en Madrid y en el 36 se alistó en el Batallón Alpino. Luego fue a Valencia y allí supongo que vio que también había problemas para los homosexuales en el lado republicano.
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