Aznar afirma que el terrorismo no será 'excusa ni palanca' para 'echar abajo' la democracia

José María Aznar, presidente del Gobierno, afirmó ayer en la apertura del curso de oficiales de la Guardia Civil que la existencia del terrorismo 'no va a servir de excusa, palanca o instrumento para echar abajo el régimen democrático plasmado en la Constitución'. En una poco velada advertencia al Ejecutivo que preside Juan José Ibarretxe, Aznar agregó que hoy día 'no hay otro conflicto' que no sea 'derrotar al terrorismo' y que cualquier pretensión que tienda 'a poner dificultades a este objetivo estará teñida de deslealtad a los principios básicos de la democracia'.

Aznar presidió ayer la apertura del curso de la Academia de Oficiales de la Guardia Civil en Aranjuez (Madrid), donde hizo un discurso con tres ejes: terrorismo, delincuencia e inmigración. El grueso del discurso se centró en el primero. El presidente del Gobierno subrayó el papel del instituto armado en la defensa de las libertades y derechos de los españoles, 'frente al ataque de quienes tienen una visión totalitaria'.

Aznar subrayó que frente al embate del terror, frente a la 'incrustación' del terror en la legalidad democrática para aprovecharse de ella, los ciudadanos han dicho 'hasta aquí' y se ha iniciado 'la respuesta cívica para no dar respiro' a ETA 'con todos los mandatos del Estado de derecho'. E insistió en sus advertencias al Gobierno tripartito vasco, al que no citó: 'No hay conflicto, no hay más problema que atender que el terrorismo; cualquier otra pretensión que se cruce, pretenda o tienda a poner dificultades a este objetivo estará teñida de deslealtad a los principios democráticos básicos'.

Poco antes, el director general de la Guardia Civil, Santiago López Valdivielso, había advertido contra la tentación de 'pedir mano dura, como a veces se hace' para afrontar situaciones 'excepcionales', ya que su uso tiene efectos perversos 'y puede volverse en contra'. El terrorismo, puntualizó, 'no se combate recortando libertades sino reforzando la democracia'. Por ello, el Estado debe hacer 'un esfuerzo de contención' para 'no poner en peligro el andamiaje de libertad y derechos'.