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Crítica:DORMIR
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Descanso y lectura con vistas a La Cabrera

SARA DE UR, un acogedor hotel recién abierto en la sierra madrileña

Para acceder a este nuevo hotel de la sierra madrileña, que aún no está bien señalizado, es imprescindible tomar como referencia el cámping, con vistas al macizo berroqueño de La Cabrera. El complejo está abierto a la vía pública a través del restaurante y bar del hotel, algo bulliciosos los fines de semana, que ocupan un edificio independiente del que alberga los dormitorios. Antes de llegar a este último, se presenta un jardín, con el espacio justo para algunos chopos, diversos arriates de salvia y madreselva, una mesa de teca con sus sillas y una garita de piedra con un pantocrátor en su interior. Enfrente aparece el dibujo noble del hotel, delineado sobre una villa de recreo que un burgués capitalino se hizo construir a principios del siglo XX en mampostería de granito. Sara de Ur, la mujer bíblica de Abraham, da nombre a este conjunto hotelero pensado para dar goce a los sentidos.

SARA DE UR

6,5. Categoría oficial: tres estrellas. Dirección: Corcho, 26. La Cabrera (Madrid). Teléfono: 918 68 95 09. Internet: www.saradeur.com. Instalaciones: jardín, salón con chimenea, sala de convenciones para 12 personas, bar, restaurante. Habitaciones: seis dobles y seis apartamentos dúplex; todas con baño, calefacción, teléfono, minibar, frutas de bienvenida, Servicios: algunas habitaciones adaptadas para discapacitados, no admite perros, alquiler de bicicletas. Precios: todo el año, 98,20 euros + 7% IVA; desayuno, incluido; oferta fines de semana en otoño, 175 euros para dos personas, desayuno e IVA incluidos. Tarjetas de crédito: Diners Club, Master Card, Visa, 6000. Arquitectura ... 6 Decoración ... 8 Estado de conservación ... 8 Confortabilidad habitaciones ... 8 Aseos ... 7 Ambiente ... 6 Desayuno ... 1 Atención ... 6 Tranquilidad ... 5 Instalaciones ... 6

Un salón de estar agradable invita a pasar página antes de deslizarse entre las sábanas. Hay revistas y periódicos suficientes para quedarse en arresto de fin de semana, al calor de los aparadores, los grabados, las máscaras y los bustos que ambientan la sala.

Cada habitación recibe un nombre relativo al pasaje bíblico de Sara, la caldea: Abimélekh, Nofret, Qaren, Qetura, Ribca, Agar, Yemina, Zimran, Qasiáh, Teraj. Todas le toman el gusto a un color: teja, verde laurel, añil, azul en la grifería, verde esmeralda en los soportes del tocador. Y a las texturas rústicas que impone la sierra: suelos de terrazo, madera de pino en la crucería de los techos, lámparas de papel y metal. Sólo si hubiera que escoger alguna, la reserva se inclinaría por Ribca o Abimélekh, que son las que mejores vistas ofrecen al jardín, o la denominada Nofret, abierta al perfil granítico de La Cabrera.

Con igual panorámica, seis apartamentos hilvanan una galería separada del edificio principal en la que la decoración no resulta tan esmerada ni la iluminación tan diáfana como en la zona de habitaciones. Su distribución en dúplex, con el cuarto de baño en la planta baja, facilita la estancia a las personas entradas en edad.

Apartamentos (izquierda) y edificio principal del hotel Sara de Ur.
Apartamentos (izquierda) y edificio principal del hotel Sara de Ur.FERNANDO GALLARDO

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SIN ESTAR OBLIGADO a tomar el coche, la ladera sur de la Sierra Norte invita a pasearla a pie con tiempo y ganas. Montes tapizados de jaras, melojos, encinas, chopos y sauces, con la Cañada Real extremeña discurriendo de Norte a Sur. En las inmediaciones posee cierto interés el convento de San Antonio, del siglo XIV, así como los restos visigodos del cerro de La Cabrera, en la carretera a Valdemanco,

un castro de la edad del hierro y unas ruinas neolíticas. Otros pueblos

en los que entretenerse el fin de semana son Robregordo, Horcajo de la Sierra, Montejo de la Sierra y La Hiruela,

ya dentro del valioso hayedo de Montejo. Aire puro, vistas panorámicas y buen queso artesano.

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