El estallido de una bombona de acetileno causó el fuego del inmueble de Fuencarral

Las primeras versiones de los vecinos del número 24 y 26 de la calle de Julio Palacios (Fuencarral) de que oyeron una explosión antes de que se iniciara el incendio que arrasó 50 viviendas del inmueble el pasado lunes se han visto corrobadas por la investigación policial. La explosión de una bombona de acetileno (gas incoloro de alto poder calórico) fue el origen del siniestro, según las pesquisas de la Policía Científica.

El incendio de los portales 24 y 26 de la calle de Julio Palacios se produjo a las 11.39 del pasado lunes. Las llamas arrasaron 50 viviendas y el humo afectó a otras 90. Cerca de 70 personas (40 bomberos) fueron atendidas por el Samur-Protección Civil por intoxicación por humo y crisis de nervios. En la extinción participaron 104 bomberos y 23 vehículos.

Los especialistas de la Brigada de Policía Científica (dos inspectores jefes, entre ellos) han analizado la escalera siniestrada desde que ocurrió el incendio. En estos días se han dedicado a recoger muestras de los pisos afectados por las llamas, aunque se han centrado en la vivienda donde se inició el fuego. Las primeras conclusiones de los policías es que la explosión de una bombona de acetileno fue la causante del siniestro. Los agentes encontraron restos de un recipiente en el salón del tercer piso, según informaron ayer fuentes de la investigación.

Informe oficial

El informe oficial de los peritos policiales no está aún concluido, ya que ayer se dedicaron a hacer pruebas en los laboratorios de la Policía Científica para determinar qué causas provocaron la deflagración. Entre ellas, se baraja una manipulación incorrecta de la bombona o una fuga accidental de este recipiente. Para ello, los policías están efectuando diversos ensayos con bombonas similares y analizando si los resultados se asemejan a los registrados en el siniestro de la calle de Julio Palacios, próxima al hospital La Paz.

El informe definitivo no estará concluido hasta mediados de la próxima semana, tras lo cual será entregado al juez que instruye el caso. Fuentes de la investigación señalaron ayer que el incendio tuvo 'un origen fortuito', es decir, sin intencionalidad. 'Es muy raro que alguien tenga en su casa una bombona de acetileno, salvo que esté haciendo obras o algo similar. Además, nadie utiliza esas bombonas si quiere causar un incendio como el del pasado lunes', explicaron las citadas fuentes policiales.

La conclusión a la que ha llegado la policía corrobora las versiones de algunos vecinos afectados por el fuego. En un primer momento escucharon una explosión e, instantes después, se desencadenó un virulento incendio. Algunos vecinos señalaron ayer que el inquilino del tercer piso vivía en régimen de alquiler desde hacía unos cuatro años. Era frecuente verle entrar con las bombonas de acetileno que él mismo cargaba. Una visible etiqueta de 'combustible' e 'inflamable' alertó a los vecinos de la peligrosidad del material que llevaba este vecino a su vivienda. 'Era un tío muy zafio, que tenía muy poca relación con el resto de la gente', explicó un vecino afectado por el siniestro. Los vecinos consultados por EL PAÍS rechazaron ayer que el citado inquilino estuviera haciendo obras en su piso.

Los vecinos señalaron el día del incendio que en el inmueble donde se originó el fuego había un laboratorio clandestino de droga. Esto fue desmentido por la Jefatura Superior de Policía.

La conclusión a la que ha llegado la Policía Científica abre un amplio camino de investigación, de la que se encargará la Brigada de Policía Judicial. El inquilino deberá responder a por qué tenía una bombona de un gas tan peligroso en una vivienda y, además, el uso que le daba, ya que el acetileno siempre se utiliza para soldaduras autógenas de tipo industrial. De hecho, los accidentes más graves originados por acetileno se han registrado en talleres mecánicos y fábricas.

En enero de 1981, un empleado de la EMT, Luis Iglesias Menéndez, de 58 años, murió en una explosión ocurrida al reventar un generador de acetileno en los talleres de La Elipa. Cinco empleados de la fábrica de piensos Piesa de Valdemoro sufrieron en mayo de 1996 graves quemaduras por una fuga de acetileno, que estaba embotellado en un almacén.

Por último, dos obreros, de 27 y 35 años, también se quemaron el 30% del cuerpo, en julio de 2001, mientras soldaban con un soplete de acetileno en el cementerio de la Almudena (Ciudad Lineal).