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Crónica:CIENCIA FICCIÓN
Crónica
Texto informativo con interpretación

Una máquina que recree el Big Bang podría destruir la Tierra (1)

JULIO DE 1999. Un singular experimento de física atómica tiene lugar en el gran anillo del RHIC, el gigantesco colisionador de iones relativistas pesados ubicado en Brookhaven, en la neoyorquina Long Island: dos haces de iones de oro, acelerados a casi la velocidad de la luz, colisionan frontalmente y liberan un intenso calor y nuevas formas de materia -partículas elementales-. Estas condiciones recrean el universo primitivo escasos instantes después del Big Bang. Un experimento que despierta entusiasmo en el seno de la comunidad científica, y cierto rechazo, acaso temor ante lo desconocido, entre el común de los mortales, recelosos de que el imparable progreso científico no abra otra caja de Pandora...

Mientras se suceden los experimentos, un titular en el prestigioso periódico londinense Sunday Times conmociona a la sociedad: Una máquina que recrea el Big Bang amenaza con destruir la Tierra. El artículo sostiene que los experimentos que se llevan a cabo en el RHIC pueden instaurar un verdadero armagedón en nuestro planeta. La sarta de peligros descritos abarca la formación de un microagujero negro que podría engullir la Tierra ('como una jauría de niños un paquete de M&M's', ironizaría el propio laboratorio en un informe emitido en octubre de 1999), el colapso de todo el universo, como un castillo de naipes, a una forma más estable, de menor energía, o la formación de strangelets que transformarían la materia ordinaria, aniquilando el universo tal como lo conocemos. Ahí es nada. No sorprende que otro artículo rindiera homenaje al genial filme de Stanley Kubrick Teléfono rojo, ¿volamos hacia Moscú? (Dr. Strangelove, or how I learned to stop worrying and love the bomb), titulando su dura crítica a los experimentos del RHIC 'Dr. Strangelet, or how I learned to stop worrying and love the Big Bang'.

Las llamadas telefónicas a Brookhaven se suceden. Un reportero llama al laboratorio e insinúa la posibilidad de que un microagujero negro generado en el experimento habría sido el causante del fatal accidente de avión que segó la vida de John John Kennedy por aquellas fechas. ¿Ciencia-ficción? Podría ser, aunque, por una vez, se trata de una curiosa historia, real como la vida misma.

Cada vez que se pone en funcionamiento un nuevo acelerador la opinión pública expresa un temor parecido. Así, cuando en la década de 1980 se inició la construcción del monumental Tevatrón, en el Fermilab de Chicago, la noticia de los futuros experimentos de colisión de protones y antiprotones que allí tendrían lugar, desató el temor ante la (incierta) posibilidad de generar partículas que rompieran la 'fragil' estabilidad de nuestro universo.

Varias novelas de ciencia-ficción han explorado, con más o menos fortuna, un cuadro de acontecimientos parecido: en 'Einstein's Bridge' (1997), el físico y escritor John Cramer, recrea una historia de universos paralelos en torno a los experimentos que se perpetrarían en el Superconducting Super Collider (SSC), un proyecto que finalmente sería cancelado en 1993 por el Congreso de Estados Unidos. También en Universo monolítico (Block Universe, 1999), de Robert J. Sawyer, galardonada con el Premio UPC de novela corta de ciencia-ficción en 1998, y ampliada a novela en Recuerdos del futuro (Flashforward, 1999), una serie de experimentos desarrollados en el LHC, el gran colisionador de hadrones del CERN, permite a la humanidad un atisbo de sus vidas futuras...

En defensa de los experimentos del RHIC puede decirse que en nuestro universo se producen millones y millones de colisiones entre partículas cargadas -rayos cósmicos-, algunas con energías comparables a la de las partículas aceleradas en los diversos laboratorios terrestres... y el universo lleva funcionando unos 15.000 millones de años. 'Los hombres de bata blanca nos mandarán al olvido dentro un agujero negro de su propia creación', rezaba el artículo del Sunday Times. Para bien o para mal, la mayoría de físicos que trabajan en los aceleradores visten tejanos y camisetas...

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