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Tribuna
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El tiempo

Hola, soy el tiempo. Sorprendidos, ¿verdad?. Sí, yo también, pero han leído bien, el tiempo. Ese mismo que corre, pasa, se pierde, se da, se toma, se despeja, se recuerdan los buenos y los malos; el mismo que falta o no se tiene, o que se hace el mejor, o que dice que los pasados fueron siempre mejores.

Sin duda todos ustedes me conocen desde hace mucho tiempo. O sea, yo mismo, que soy el tiempo. No lo olviden. Yo a todos ustedes les conozco de sobra, si me apuran no ya desde que nacieron, sino desde que les gestaron, pero bueno, no es de eso de lo que quiero hablar, que me enrollo y no tengo mucho espacio, aunque tiempo, como comprenderán, tengo todo el que me venga en gana. Por cierto, ustedes me toman muy a menudo casi sin darse cuenta. Ahora mismo por ejemplo, me están tomando un poco para leerse esta columna.

A lo que voy, que soy como una persiana. Como saben, no soy muy dado a apariciones públicas, y menos aún a hacer declaraciones. Soy de los que opino que en este mundo estoy de paso, y no es cuestión de tomárselo todo a pecho. Pero es que como he visto que a todos los seguidores del ciclismo lo único que les interesa es apostar por quién ganara la Vuelta, en una de esas pruebas ciclistas en las que todos se empeñan en luchar contra mí, creo que yo también tengo algo que decir, que para eso estoy metido en el ajo.

Veamos. Al de Alicante le he dado en total 68 segundos más que al de Salamanca, o 1.08, como dicen ustedes. He tratado de hacer justicia cada día, y al que hacía más méritos le daba un poco menos, y al que no lo hacía tan bien, un poquito más. ¡Ah! y siempre objetivamente, que a mí eso de lo subjetivo no me convence. Así que, ¿saben que les digo? Que ya estoy harto de esta explotación, cagüen Cronos. Jornada continua de 24 horas todo el año, y ni vacaciones ni nada. Así que hoy voy a hacer lo que me dé la santísima gana; igual hasta me da por volverme loco y no gana ninguno de los dos. Y si no me creen, al tiempo, ejem, a mí.

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