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Crítica:ÓPERA | CIRCO
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

El 'glissando' de la soprano

Que la ópera está en deuda con el circo hace tiempo que lo sabíamos. Como mínimo desde que Adorno, ya exiliado en Estados Unidos, escribió aquel memorable ensayo en el cual advertía que, por mucho que el cielo se hubiera ocultado tras la cúpula y la arena cubierto de confortables butacas de terciopelo, no por ello el sacrificio sanguinario había abandonado el altar escénico: ahí estaba en efecto el tenor, jugándosela ante un do de pecho afilado como el pitón de un vitorino. Todo eso lo sabíamos de forma complacidamente teórica. Hasta que llegó Carles Santos con su 'ópera-circo' Sama Samaruck Suck Suck y por fin metimos los dedos en la llaga y creímos ya para siempre.

En sus mejores sueños eróticos, este aficionado a la ópera había visto muchas veces a la valquiria precipitarse en vuelo picado desde lo alto de la torre escénica mientras profería un horrísono glissando como espectral sirena de bombero. La carne echa al fin música, canto. Pues bien, vino Santos y, sirviéndose de arneses de puenting, descolgó a la valiente Claudia Schneider desde lo alto hasta las tablas y de ahí de vuelta al cielo, mientras su voz se deslizaba del agudo al grave y de vuelta al agudo. Un visto y no visto: como en los sueños. Del mismo modo, Santos convirtió al tenor, embuchado cual lomo extremeño, en barra de trapecio para que sobre su cuerpo mecido se retorciera la contorsionista. No contento con semejantes despropósitos surrealistas, todavía tuvo agallas el compositor para encerrar a Antoni Comas en el túnel de las fieras: el tenor al fin enjaulado para quedar a resguardo de su letal zarpazo. Sensacional.

Sama Samaruck Suck Suck

Música y libreto de Carles Santos. Cantantes: Mariona Castelar, Antoni Comas y Claudia Schneider. Artistas de circo: Benjamin Bernard, Angela Laurier, Vincent Rebours, Olga Riis, Olivier Roustan, Valérie Salon, Pascal Sogny y Vincent Warin. Dirección escénica: Carles Santos. Dirección artística, vestuario y escenografía: Maria Elena Roqué. Teatre Nacional de Catalunya. Barcelona, 26 de septiembre.

¿De qué va Sama Samaruck Suck Suck? De sueños, evidentemente. Sueños en los que la presentadora es una cabeza parlante volteada por una antipodista y el presentador, un simio que desafía, sin arnés de seguridad, la ley de la gravedad. Sueños en los que la contralto rebota en una cama elástica y el violinista-clown, evocación del más poético Charly Rivel o la más soñadora Gelsomina, mantiene el arco en equilibiro sobre una esfera apoyada en la caja del instrumento. ¡El mayor espectáculo del mundo, señoras y señores! Asómbrense y también rían a mandíbula batiente: en una delirante sesión psicoanalítica, el paciente grita desesperado que no soporta la música contemporánea y crucifica a la doctora con el insulto más grueso que se le ocurre en ese momento: '¡dodecafonista!'. El mejor Woody Allen resuena en ese gag redondo por irreverente.

Al margen de la hilaridad compacta de la obra (una hora y diez minutos: lo bueno, si breve...), hay algo muy serio en esta extraña ópera de Carles Santos: haber conseguido dar voz al circo, una voz nacida de sus propia entrañas visuales. Sabe mal desvelarlo, pero el dúo final con la mezzosoprano y el tenor meciéndose muy lentamente en sendos trapecios paralelos es una brillantísima tautología: el sonido es vibración, oscilación sobre un eje. Y es también, según la gran lección de Kierkegaard mientras escucha Don Giovanni, suspensión temporal, ingravidez, un instante feliz detenido para deleite exclusivo del espectador.

Pasen, vean y escuchen, señoras y señores: este espectáculo, coproducido por el Teatre Nacional de Catalunya, el Parc de la Villette de París, el Théâtre National de Toulouse y la compañía de Santos, ha pasado ya por París y Sagunto, y tras su séjour en Cataluña (hasta el 6 de octubre: por cierto, el libreto está en francés), viajará a Toulouse (11 a 16 de octubre), Sevilla (8 y 9 de noviembre) y Madrid (Festival de Otoño, 15 a 17 de noviembre). No se lo pierdan.

Antoni Comas y Angela Laurier, en un momento del espectáculo de Carles Santos.
Antoni Comas y Angela Laurier, en un momento del espectáculo de Carles Santos.SANTIAGO CARREGUÍ
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