El presidente de la Generalitat pierde todo papel orgánico

El 'ordenado proceso' de sucesión interna que consagra el PP de la Comunidad Valenciana este fin de semana se traduce en la 'renuncia' de José Luis Olivas, presidente de la Generalitat, a cualquier papel en la organización regional. Olivas fue elevado a la secretaría general del PP valenciano en 1993, cuando Eduardo Zaplana asumió la presidencia.

El ascenso por designación de Francisco Camps y la permanencia en el cargo del propio Zaplana fuerzan la salida de Olivas, puesto que cualquier destino por debajo de su actual responsabilidad carece de sentido.

Olivas tuvo la prudencia de incorporarse al congreso en compañía de José María Aznar cuando Camps ya presentaba el informe de gestión del secretario general saliente. Mientras sea presidente de la Generalitat gozará de la condición de miembro nato de la dirección del partido, pero esa situación se desvanecerá cuando deje el cargo.

Ausencia y presencia

Si Olivas escenificó su ausencia en la apertura del congreso con la excusa de la llegada del presidente del Gobierno y del partido, Carlos Fabra, presidente de la Diputación de Castellón, se ocupó personalmente de subrayar su poderosa presencia.

Cuando el pleno del congreso en pie aclamaba al presidente regional del partido y ministro de Trabajo en los prolegómenos de su alocución, Fabra aprovechó la ocasión, ocupó la silla que Zaplana dejó vacante junto a Aznar, se sentó, dirigió unas palabras al presidente del partido, las enfatizó con el gesto de su mano derecha y, sin esperar respuesta, se levantó y volvió a su lugar natural. El gesto bastó para que el pleno del congreso apreciara su sorprendente familiaridad con el presidente nacional.