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Reportaje:Campeonato femenino del Mundo | BALONCESTO

En busca de una 'Gasol'

La escasez de jugadoras altas es el gran déficit de la selección española, que hoy se enfrenta a EE UU en los cuartos de final

Robert Álvarez

'Es una misión del agente 007, pero nuestro lema es que no hay nada imposible'. Éste es el espíritu con el que el seleccionador, Vicente Rodríguez, ha preparado el partido que hoy (13.30) enfrenta a España con Estados Unidos en los cuartos de final del Campeonato femenino del Mundo, que se está disputando en China.

'Es un dream team, sin duda', dicen los entendidos sobre el equipo norteamericano, nada que ver con el que tanto decepcionó en el torneo masculino. Prueba fehaciente es su juego espectacular -apoyado en estrellas como Sheryl Swoopes o Lisa Leslie, la primera jugadora capaz de realizar un mate en WNBA- y el dominio apabullante que ha demostrado ante Rusia, la campeona mundial, por 34 puntos; Lituania, por 57, o Francia, la campeona europea, en su resultado más apretado, es un decir, por 33.

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¿Qué tiene España que oponer frente a un cuadro de tal calibre? Sus posibilidades son escasas, cierto. Pero va a blandir las armas que le han servido para situarse en el mapa del baloncesto mundial en los últimos años, en los que ha pasado prácticamente de no existir a ganar un Campeonato de Europa, el de 1993, y a emular al conjunto masculino con la medalla de bronce en la edición de 2001, además de ganarse el derecho a participar en el Mundial, en el que está presente por tercera vez después de haber sido octava en el de 1994 y quinta en el de 1998.

El gran problema de la selección española es la escasez de jugadoras altas. 'No las encontramos ni debajo de las piedras', cuenta Rodríguez. Elisabeth Cebrián es la única que supera los 1,95 metros. 'Y la cuestión es que también nuestras aleros son bajas, de manera que cada vez que hay un cambio defensivo nos ponemos a rezar. El baloncesto femenino español tiene un déficit físico muy importante en altura, en kilos, en potencia... '.

La federación busca y busca, pero no encuentra. Cuenta con un centro de élite en Sant Cugat y mueve 15 selecciones desde las categorías inferiores. Pero es un problema genético. No hay chicas altas. 'Y las cinco, siete o diez que encontramos', dice Rodríguez, 'tenemos que disputárselas al voleibol y el balonmano'. Se le olvida el atletismo, deporte al que se cambió Carlota Castrejana, ex campeona de España de salto de altura.

El seleccionador llegó a decir que, con una pívot con el físico y la calidad de la australiana Jackson, España podría ser campeona del mundo. Pero eso, justamente la clase de jugador que ha surgido en la versión masculina, un Pau Gasol con sus imponentes 2,15 metros y su envergadura, es lo que echa de menos.

Sin embargo, España cuenta con varias jugadoras que han logrado competir en la Liga profesional creada hace seis años en Estados Unidos (WNBA) y se codea ya con las mejores selecciones del mundo. 'El secreto', explica Rodríguez, 'es que nuestras jugadoras tienen muy buena cabeza y tácticamente son muy buenas. Logramos que muchos rivales caigan en las trampas defensivas que les tendemos. Por eso apenas hemos perdido cinco o seis partidos en los dos últimos años'. Una de esas derrotas ha sido fatídica, la que sufrió ante China, el equipo anfitrión, en un partido clave, puesto que supueso que España concluyera la cuarta en su grupo y, en consecuencia, quedara emparejada en los cuartos de final con el rival más difícil, Estados Unidos.

La mala suerte se ha cebado con la selección, que antes de partir hacia China tuvo que prescindir del concurso de cuatro jugadoras a causa de diferentes lesiones: la prometedora base Nuria Martínez, de 18 años; la base Ana Belén Álvaro, de 33, que retornaba al equipo después de una larga ausencia; la escolta Nieves Anula, una gran tiradora y la primera mujer que participó en un concurso de triples con los mejores cañoneros de la ACB, y la joven pívot Iria Villar.

Para colmo de males, la pívot más alta, Elisabeth Cebrián, también sufrió una lesión y el equipo se resintió. Pero se rehízo y se impuso a rivales tan difíciles como Brasil, campeón mundial en 1994, y Yugoslavia. Se aseguró así su primer objetivo: estar entre los ocho primeros. Vencer hoy a Estados Unidos sería el no va más.

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Sobre la firma

Robert Álvarez
Licenciado en Periodismo por la Autónoma de Barcelona, se incorporó a EL PAÍS en 1988. Anteriormente trabajó en La Hoja del Lunes, El Noticiero Universal y el diari Avui.

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