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Reportaje:

Un nuevo salón para el Retiro

El estanque grande estrena pantalanes para 50 barcas y remata el cerramiento de su perímetro con una sola balaustrada

El Retiro se va a vestir pronto de gala. El estanque grande estrenará en las próximas semanas cuatro pantalanes recién construidos en su fachada norte para amarrar las aproximadamente 50 barcas de remos que volverán a surcar sus aguas. Un muelle nuevo cobijará la lancha motora colectiva, azul y blanca, hoy varada en seco sobre un bastidor cercano. Otro muelle más albergará canoas de las que acostumbran utilizar los piragüistas del Instituto Municipal de Deportes, que ya cuenta junto al estanque con unas instalaciones propias recién remozadas.

Por primera vez en su reciente historia, el estanque, situado a los pies del mausoleo de Alfonso XII, muestra el cerramiento completo de todo su perímetro. Una nueva verja de rejería, desplegada entre sus mojones de granito con forma de bancada a lo largo de tres de sus fachadas, cierne ya también su frontal sur, en la cara opuesta del embarcadero. En el contorno del lago prosiguen numerosas obras de ajardinamiento y rehabilitación. Las reformas llegan estos días al salón central de la fachada oeste, la más alegre y transitada de cuantas sendas discurren por sus jardines. Allí asoma los fines de semana el Madrid más divertido: charlatanes, echadoras de cartas y estatuas humanas de vistoso atavío, músicos y cantores cuyo trajín sorprende gratamente a los visitantes del Retiro.

Sin embargo, ese paseo central se encuentra hoy sin paseantes, en pleno zafarrancho, levantado por completo y vallado con alambrada de malla grande. Las obras incluyen la construcción de una nueva calzada, de 280 metros de largo, a base de una línea continua de dos losas de granito, cada una de ellas de medio metro de longitud por el doble de anchura, más un firme asfaltado. La calzada, que también circundará las fuentes de los Tritones y de la Alcachofa, hará un codo y se adentrará unos cincuenta metros por la fachada sur, la de la fuente Egipcia. Una veintena de operarios acaba de abrir una atarjea de ladrillo, en paralelo a la verja de piedra que perfila el estanque. Sobre el canal, una rejilla de metal recogerá el agua de lluvia, que hasta ahora encharcaba y afeaba todo el paseo, explica Ana Carreño, técnica de la empresa Ortiz, Construcciones y Proyectos.

El suelo del paseo y el contorno de las fuentes está siendo basamentado sobre una cama de hormigón armado que revestirá de un aglomerado asfáltico pigmentado por un árido que le otorgará un color beige. Culminada esta fábrica, volverán a instalarse los bancos de piedra que el paseo anteriormente tenía. Se ha descartado instalar otros, de un modelo lujoso e historiado, porque el precio de cada uno frisaba los 36.000 euros. Las obras específicas del paseo costarán un millón de euros, aproximadamante. Proceden de las arcas de la concejalía de Medio Ambiente. Su culminación se prevé para mediados de enero.

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