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Crítica:ANTONIO SMASH | ROCK
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Las mil calles del rock

Lamentablemente, el aforo escaso de público no ayudó a la presentación en Madrid de este veterano sevillano -a punto de cumplir los 50 años- que representa parte del glorioso origen del rock en Sevilla como ex componente, junto al fallecido Julio Matito, del grupo de los años sesenta Smash. Desde que escribiera aquellas páginas musicales gloriosas al lado de Manuel Molina y el también desaparecido Silvio, Antonio no abandonó la música, sino que pasó a ingresar primero como batería en las huestes de los primeros Pata Negra y, ya en los noventa, regresó junto a Juan Perro y Kiko Veneno. Como se ve, un músico mejor que bien conectado y lleno de materia musical de interés.

A Madrid acudió a presentar su primer elepé en solitario, Jardín secreto, y lo hizo junto a una eficiente banda, entre la que hay que destacar al bravo guitarrista Nacho Collado, capaz de meterse con solvencia en mil calles del rock sin dudar una sola nota. Fue la actuación de Antonio un prolongado paseo por la mayor parte de los estilos del rock de los años setenta, tiempos en los que se huía de los estrechos márgenes del single de éxito para perderse en la posibilidades instrumentales de temas más largos y complejos en su concepción. De King Crimson al hard rock, de las baladas con deje de rock sinfónico al esplendor del rock sureño, del reggae a aquel rock hispano pretransición... Éste fue el recorrido de un intérprete hierático, con preocupación por trazar melodías diferentes y sin ningún apego a los estribillos para tararear.

Smash

Antonio Smash (voz y guitarra), Nacho Collado (guitarra eléctrica), Alex Rugel (bajo), David López (batería) y Lourdes Rodríguez (coros). Sala El Sol. Madrid, jueves 19 de septiembre.

Comenzó con el tema que da título al disco, rescatado de sus tiempos en Goma -otra banda sureña pos-Smash- y cuya letra ha sido convenientemente arreglada por la mano sabia en textos de Santiago Auserón. El guiño a aquella prehistoria rockera lo hizo con una versión algo ralentizada del viejo éxito de Smash Love Millionaire, y su origen hispalense lo dejó claro interpretando Genoveva, tema que ya grabara Rafael Amador en su primer disco en solitario. Por cierto, también hubo un homenaje al otro Amador, Raimundo, con un instrumental rockero homónimo de los que hacen saltar chispas del mástil de la guitarra. Gustó y se gustó Antoñito Smash, a quien no le importó no ver la sala llena, y demostró que quien tuvo, retuvo. Los años setenta siguen vivos en el corazón de algunos músicos.

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