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Vitaminas para el liderazgo

DSM adquiere la filial de la suiza Roche en una operación valorada en 2.250 millones de euros

A falta de la aprobación definitiva de las autoridades antimonopolio, la adquisición de la división de vitaminas y química del gigante farmaceútico suizo Roche ha convertido al grupo holandés DSM, con una sola operación, en el mayor fabricante de vitaminas del mundo. La cantidad finalmente acordada -2.250 millones de euros- es, según algunos analistas, más baja de lo esperado, pero para Roche, pionera en la síntesis industrial de la vitamina C en 1934, hoy lo más importante es poder concentrarse en los mercados de diagnóstico y farmacia, con mayor potencial de crecimiento.

Líder mundial durante siete décadas en el mercado de las vitaminas, Roche vende la filial menos de un año depués de que fuera multada por la Comisión Europea por promover acuerdos secretos para fijar precios con otras siete empresas farmaceúticas. Con cerca de 7.500 trabajadores, la filial de vitaminas, que en 2001 movió un volumen de negocio de 2.400 millones de euros, todavía da dinero, pero los márgenes en un sector sometido a la gran competencia de China son cada vez más bajos.

¿Cuáles son las ventajas para DSM, se preguntan muchos? La que nació en 1902 como una empresa estatal minera ha sabido sobrevivir adaptándose continuamente a los cambios del mercado, y si durante años se centró en la petroquímicas, ahora ha decidido crecer en mercados menos cíclicos y mucho más estables. Según su presidente, Peter Elverding, además de que la creciente demanda de las vitaminas ofrece muy buenas espectativas, los estrechos márgenes se pueden mejorar ajustando costes con mejoras técnicas en el proceso de producción.

La adquisición encaja en el llamado programa Vision, una estrategia que la empresa se marcó a fines de 2000 para concentrarse en avanzados productos químicos orientados a la industria médica y de la alimentación y en materiales de alto rendimiento, como pegamentos y fibras sintéticas. DSM, que el año pasado tuvo un volumen de ventas de 8.000 millones de euros y emplea a 20.000 trabajadores, se marcó el año 2005 como meta para lograr un volumen de negocios de 10.000 millones de euros, de los que un 80% debe proceder de los productos químicos más especializados y el resto de los químicos industriales, como plásticos y melaminas.

Con estos objetivos, la multinacional holandesa, que en España cuenta con tres centros de producción y 616 empleados, había intentado ya comprar de la química francesa Rhodia, una operación que fracasó estrepitosamente el pasado otoño. En la misma línea de concentración, justo antes de que la economía mundial empezara a flaquear, vendió sus actividades petroquímicas a la empresas estatal saudí Sabic por un precio de 2.250 millones de euros.

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