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Placeres | GENTE
Columna
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28 reflexiones sobre la cocina tailandesa

En nuestro último día en Bangkok decidimos visitar los mercados y empezamos por el mercado flotante de Damnoerm Saduak, situado en el Delta, cerca de Rajburim, a una hora por carretera de Bangkok. Es un verdadero espectáculo ver cientos de pequeñas embarcaciones con productos para vender. Hay desde frutas y verduras hasta animales vivos; todo lo relacionado con la gastronomía thai está allí, y también se vende comida preparada al momento -desde frituras hasta barbacoas-, que se cocina en las minúsculas barcas. ¡Increíble!

Después regresamos a Bangkok y fuimos a visitar otros mercados callejeros de barrio y supermercados. De este modo pudimos ver los productos más importantes de la cocina thai: especias, hierbas aromáticas, arroces, frutas, verduras y animales. Estos últimos se muestran vivos en los mercados, dentro de jaulas o, como el caso de los patos, moviéndose tranquilamente alrededor de los puestos. La comida del día se basó en degustar lo que ofrecía el mercado flotante: una sopa de col agridulce, unos tirabeques fritos y unos pinchos de pollo con salsa de cacahuetes.

Cuando uno toma asiento en el comedor, se abre un arco iris de colores y sabores

Por la noche fuimos a un restaurante llamado Benjarong, dentro del hotel Dusit Thani. Era lo que en Occidente se consideraría un restaurante de lujo, con cubertería de plata y copas de la mayor calidad. Era nuestra última comida thai en Bangkok, por lo que nos atrevimos a pedir platos mucho más fuertes. Realmente fue la comida que más nos impresionó. Comimos cangrejos con cerdo (otro 'mar y montaña', al estilo de la cocina tradicional catalana), ensalada de setas, anacardo y pescado crujiente, ensalada de pomelo desgranado, gambas y juliana de panceta, ensalada de langostinos, cebollitas y melisa, langosta al curry y el plato más emblemático de Tailandia, la sopa Tom Yam Gung, a la que cada restaurante le da su punto personal.

Después de cenar fuimos al hotel y estuvimos hablando de las características que podían definir la cocina thai. La primera es que se trata de una cocina con influencia china, india y malaya, lo que hace que sea muy variada. Por otra parte, los ingredientes básicos son muy parecidos a la cocina occidental,

es decir, verduras, frutas, pescado, carne y sobre todo arroz. El

picante es un denominador común; utilizan chili en lugar de pimienta (aunque ésta también se utiliza en menor grado) y muchas hierbas frescas aromáticas (cilantro, melisa, etcétera). Hay también una gran diversidad de elaboraciones: ensaladas, sopas, salteados, pasta y muchos platos de verduras, con una cocción al dente maravillosa. El curry thai es diferente al indio que conocemos en Occidente: es más rojo y picante. El arroz es uno de los platos que nunca faltan en la comida.

Nuestra estancia en Bangkok resultó ser un curso rápido sobre cocina thai, una de las grandes cocinas del mundo. Además de los ricos sabores, sorprende la delicadeza y el arte con que presentan la mayoría de los platos. Nunca faltan los arreglos florales en la mesa, ni las frutas o verduras moldeadas bajo caprichosas formas. Cuando uno toma asiento en el comedor, se abre un arco iris de colores y sabores que cautivan al más exigente.

Dejamos Bangkok para dirigirnos al norte, al Triángulo de Oro. Allí nos adentramos por senderos de la jungla a lomos de elefantes, para probar la hospitalidad de las tribus montañesas de los karen (mujeres jirafa), los hmongs, los yaos, los lisus o los akhas. También bajamos por el río Kok. Y del norte al sur, donde acabamos nuestra estancia en Phuket, la perla del mar de Andamán, donde cada cala tiene carácter propio y cada bahía su personalidad.

(Con la colaboración de Xavier Moret).

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