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Reportaje:TEATRO

Tres acentos para Stravinski

Javier Vallejo

De entre las 21 obras que Ígor Stravinski compuso para la escena, La historia del soldado no es la más conocida (en cualquier encuesta las más mencionadas serían La consagración de la primavera y El pájaro de fuego), pero sí, probablemente, la que más a menudo se representa en todo el mundo. ¿Por qué? Porque no precisa una gran formación orquestal, cuenta una historia que cala por igual en públicos de cualquier edad y condición, y lo mismo se puede poner en escena en formato de cámara, como hizo muy bien el Teatro de la Danza quince años ha, que convertirla en un espectáculo tan explosivo y brillante como el que brindó a comienzos de los ochenta el Grand Magic Circus, de Jérôme Savary, en el Teatro Español de Madrid.

Además de estos dos, en España hay memoria del montaje de Lluís Homar y Fabià Puigserver con el Teatre Lliure, en 1991, y del reciente de Peter Sellars. El director norteamericano, junto a la poeta chicana Gloria Enedina Álvarez -responsable de una versión que en ningún momento se encontraba con la música-, retorció el original de modo que poco quedó de él en lo que hubiera sido más correcto publicitar como un espectáculo inspirado en el de Charles Ferdinand Ramuz y Stravinski. También se han hecho otras puestas en escena de menor repercusión, y versiones de concierto, con el texto recitado. Sin embargo, no hay ninguna en castellano registrada en disco y comercializada. La que grabaron la semana pasada Javier Gurruchaga, Nacha Guevara, Vladímir Cruz, Trinidad Sevillano y la orquesta de Paquito D'Rivera será, según sus promotores, la primera editada en nuestro idioma.

Gurruchaga encarna al diablo; Cruz, al soldado que es tentado cuando regresa de la guerra; Sevillano, a la princesa, y Nacha Guevara, al narrador de la historia. En la versión escénica, que se estrena en noviembre en el Teatro de La Maestranza, de Sevilla, representa este papel Álvaro de Luna. 'Hemos pretendido hacer una versión latina, o hispanoamericana -que es como siempre se ha dicho, y no sé por qué no se sigue diciendo ahora-. Por eso combinamos intérpretes con acento español, argentino y cubano', explica José Luis García Sánchez, responsable de la puesta en escena. 'El soldado que imaginó Ramuz viene de una guerra en Centroeuropa; el nuestro, de la guerrilla en un país imaginario de Latinoamérica'. Respecto a su trabajo, García Sánchez explica que ha reforzado la presencia del personaje femenino: 'En el original tiene carácter episódico y aquí es una especie de doble del demonio, una sombra que revolotea a su alrededor, lo sexualiza y le quita candidez a la historia. Pero en todo momento guardamos a la obra un respeto enorme'.

Los responsables de esta iniciativa son Gurruchaga y Cruz, que leyeron el texto en versión de concierto, en el Auditorio Nacional de Madrid, hace siete años. 'Fue mi primer trabajo en España', recuerda el protagonista de Fresa y chocolate. 'Nos quedamos con las ganas de hacer la versión escénica y, desde entonces, cada vez que veía a Javier, le decía: 'Bueno, ¿cuándo nos ponemos a ello?'. Hasta que él contactó con Paquito D'Rivera, que se lo pensó, dijo que sí, luego le cogió miedo, y al final se lanzó. Eso y el compromiso de los productores fue lo que dio un empujón al proyecto'. Respecto a su personaje, el actor cubano dice que está dibujado 'en dos dimensiones: es como un soldadito de plomo; la principal dificultad estriba en coger su tono físico y expresivo'.

Además de a D'Rivera, Gurruchaga embarcó a su tocayo Javier Tomeo, que ha escrito la versión en castellano: 'Cuando Vladímir y yo hicimos La historia del soldado en versión orquestal, quedé cautivado por cómo entrelaza el bien y el mal, y por los homenajes que Stravinski hace al jazz y al ragtime. Desde entonces he ido comprando todas las versiones: la de Ian McKellen con Sting, la de Depardieu y Carole Bouquet... La que narra Cocteau, con Peter Ustinov en el papel del diablo, es sobrecogedora. Mi personaje es muy zelig, un verdadero camaleón. Para interpretarlo me he inspirado en el Mefistófeles que hace Emil Jannings en Fausto, de F. W. Murnau, y en el paralítico que creó Peter Sellers en Teléfono Rojo, volamos hacia Moscú, de Stanley Kubrick'.

José Luis García Sánchez, Nacha Guevara, Trinidad Sevillano, Javier Gurruchaga y Vladímir Cruz.
José Luis García Sánchez, Nacha Guevara, Trinidad Sevillano, Javier Gurruchaga y Vladímir Cruz.BERNARDO PÉREZ

Palabra y danza

ESTÁ PREVISTO que el disco salga en octubre y que en la gira hispanoamericana Nacha Guevara vuelva a tomar el lugar del narrador: 'Grabar esta historia me ha recordado cuando de pequeña escuchaba teatro por la radio', explica la intérprete. 'Así aprendí a recrear en mi propia cabeza la puesta en escena ideal. Me gustaría que en el disco consiguiéramos algo parecido, y que el oyente sea quien complete nuestro trabajo'. Ésta es la primera vez que la bailarina Trinidad Sevillano graba un disco y la primera que habla en escena: 'Interpreto un tango, un vals y un ragtime, que ha coreografiado Ramon Oller, y también hago varios personajes secundarios'.

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Sobre la firma

Javier Vallejo
Crítico teatral de EL PAÍS. Escribió sobre artes escénicas en Tentaciones y EP3. Antes fue redactor de 'El Independiente' y 'El Público', donde ejerció la crítica teatral. Es licenciado en Psicología, en Interpretación por la RESAD y premio Paco Rabal de Periodismo Cultural. Ha comisariado para La Casa Encendida el ciclo ‘Mujeres a Pie de Guerra’.

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