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Pujol da por acabada la fuga de votos de CiU hacia el PSC y ERC

El presidente acusa a sus aliados del PP de 'hacer el juego' a Maragall

Enric Company

Jordi Pujol hizo anoche en Ripoll una exhibición de optimismo y dio por terminada la fase en la que Convergència i Unió (CiU) perdía votos hacia el PSC y Esquerra Republicana (ERC). Este optimismo era el contrapunto para un discurso ante los militantes de su partido en la comarca del Ripollès, en el que incluyó un inhabitual repaso de los factores que en 1999 le pusieron en un tris de perder las elecciones ante Pasqual Maragall y un reconocimiento de que CiU seguía perdiendo votos 'hasta hace un año'.

La sinceridad de Pujol ante sus afiliados no llegó al extremo de reconocer que en las elecciones autonómicas de 1999 recibió menos votos que Maragall, un detalle que nunca menciona. Pero sí incluyó una detallada descripción de las causas que le pusieron a un paso de perder el Gobierno de la Generalitat y le dejaron en manos del grupo parlamentario del PP. Entre aquellas causas, Pujol situó en primer lugar el hecho de que 'hace tres años parecía que quien podía decir cosas nuevas era Maragall' y que, además, 'los socialistas podían decir que yo representaba el pasado', agregó.

Otra circunstancia que dejó a CiU en situación crítica en las elecciones de 1999 fue, explicó Pujol, que durante 'dos o tres años', las relaciones entre Unió y Convergència, los dos partidos de la coalición, habían sido 'muy tensas'. La crisis no se superó, dijo, hasta el mismo verano de 1999, a dos meses de las elecciones. 'Esto nos hizo mucho daño', reconoció.

El tercer factor que puso a CiU en serio riesgo de perder fue, en opinión de Pujol, que en 1999 mucha gente creyó que los socialistas y Maragall podían ganar y eso hizo que se concentrara en Maragall el voto de mucha 'gente de derechas y anticatalanista', cuyo objetivo era lograr que CiU perdiera las elecciones y se hiciera realidad su deseo de 'sacar a Pujol y a CiU de la Generalitat'. El cálculo de los analistas electorales es que hubo entre 60.000 y 70.000 electores habituales del PP que votaron a Maragall.

En este punto de su discurso Pujol rizó el rizo de su argumento político y presentó a su aliado desde 1996 en el Parlamento catalán, el PP, como aliado de sus adversarios. Es decir, del PSC y de Maragall. 'El PP tiene la obsesión de un frente nacionalista, y lo que es muy claro en Euskadi se presenta de manera más sutil en Cataluña', dijo. Esta obsesión se traduce en que el PP y en particular su actual presidente en Cataluña, Alberto Fernández Díaz, 'hablan y actúan de una manera que objetivamente los convierte en aliados de Maragall y el PSC', acusó.

Junto a esta descripción de los peligros del pasado, Pujol presentó ante sus afiliados del Ripollès la optimista convicción de que ahora CiU 'está en condiciones de ganar, cosa que no era así hace un año o un año y medio'. Y una nueva victoria electoral es posible, argumentó Pujol, porque ahora CiU dispone de 'un candidato de futuro', Artur Mas, de quien puede predicarse lo que no se puede decir de él. Es decir, que es 'joven, moderno y muy al día'. Esto tiene la virtud, agregó, de dejar a Maragall como un candidato del pasado.

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Piqué no inquieta

A la hora de atacar a Maragall, Pujol hurgó en la herida y destacó que, aparte de declaraciones 'extemporáneas' lo único que hace es 'leer notas y declaraciones que lleva escritas' por no se sabe quién. Calificó como 'penoso' que este sea el comportamiento de un líder de la oposición y 'pomposo candidato' a la presidencia.

Por lo demás, Pujol consideró que el PSC y Maragall 'se han marchitado' y eso ha frenado la fuga de votos de CiU en esa dirección. Una fuga que, reconoció, se dio 'entre 1998 y 2000'. También hay síntomas, agregó, de que se ha cortado la pérdida de votos hacia ERC. Los republicanos de Josep Lluís Carod propugnan ahora, destacó, lo que CiU hace desde hace años: 'Un nacionalismo de amplia base, sin radicalismos, y dedicado a hacer política social'. ERC quiere ser como CiU, dijo Pujol, y últimamente hay síntomas de que el electorado lo percibe. 'Ya no perdemos gente y los hay que retornan', aseguró.

La última novedad del escenario político-electoral catalán, la incorporación de Josep Piqué como cabeza de cartel del PP en Cataluña, no parece inquietar a Pujol. Al ministro de Industria lo han enviado, dijo Pujol, para 'galvanizar' a un partido que en Cataluña no gana posiciones y perderá más si continúa haciendo la política que hace y la prepotencia que gasta.

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