'La sociedad islámica es distinta del resto por la desigualdad de género'
El catedrático de Ciencia Política Hans-Dieter Klingemann (Alemania, 1937) es un experto en democracias. Director de la Unidad de Investigación sobre Cambio Social del Centro de Investigaciones Sociales de Berlín, piensa que la pregunta no es si queremos democracia o no, sino qué tipo de democracia pretendemos. En esta línea, considera que nos enfrentamos a un cambio de valores como consecuencia de los avances económicos y que ello requiere mayor libertad e instituciones que velen para que la democracia no sea pisoteada. Klingemann ha participado en el curso El cambio de valores en las sociedades contemporáneas, que se celebra en El Escorial y que patrocina la Fundación BBVA.
Pregunta. ¿Qué papel debe jugar la educación en Europa para mantener la convivencia entre las distintas culturas y para buscar una unidad cultural?
Respuesta. La tolerancia es el aspecto más importante de la democracia junto con la confianza, pero no es fácil impartir una educación tolerante, siempre tenemos que especificar los límites. Con la inmigración que ya tenemos y la que está llegando es indispensable que eduquemos en la tolerancia, y eso empieza en la familia y en la escuela. En algunas clases de primaria en Berlín, el 75% de los niños son turcos. También es importante educar a los niños en la tolerancia ética, la que se refiere a homosexualidad, divorcio, aborto... Es muy importante que no se excluya a personas que por una razón u otra quieren actuar como individuos no como grupos. Esto puede entrar en contradicción con algunas convicciones religiosas. Yo enseño a mis alumnos que lo básico es tener derechos individuales, no grupales, porque si argumentamos a favor de los derechos de grupo entonces podríamos decir que está bien que se queme a las viudas, como hace algún grupo religioso. El fundamento de la democracia es que respetemos los derechos humanos individuales.
P. De la encuesta mundial de valores se deduce que la igualdad de género avanza. Sin embargo, en los países islámicos, el papel de la mujer no tiene nada que ver con el de los hombres.
R. Sí, hay que respetar también aquí los derechos individuales. Si eso se respeta no tengo nada en contra de las costumbres. Pero en la actualidad, con ese proyecto de encuesta de valores mundial hemos podido comprobar que la sociedad islámica es distinta respecto al resto de sociedades, y eso es por la desigualdad entre géneros. El papel de la mujer en esa sociedad es distinto y compartido por la mayoría de las mujeres islámicas.
P. ¿Podrán cambiar?
R. Todos tenemos dos corazones, uno científico y otro político, pero este mundo, por supuesto, necesita cambios para acercarse a una sociedad democrática sostenible. Y en esa sociedad las mujeres deben ocupar un lugar que no tiene nada que ver con el que ocupan las mujeres islámicas. Deben tener igualdad en el campo público y en el privado. Debemos dar a esas mujeres la oportunidad de que vean y aprendan lo que ocurre en otros países para que decidan si esos valores también les convienen a ellas. Tenemos el ejemplo de Turquía. Si hablamos con una mujer turca con estudios superiores vemos que se parece mucho a las occidentales, pero si nos vamos a un pueblo pequeño tenemos un mundo distinto en el que las mujeres desempeñan un papel que no nos gustaría. La educación vuelve a ser la clave.
P. Se mira con lupa la existencia o no de democracia en los países que quieren integrarse en la UE, pero a lo mejor se está descuidando la de aquellos que tienen democracias consolidadas.
R. Lo que podemos decir con datos empíricos es que con el desarrollo económico los individuos tienen más recursos, más medios, más tiempo libre. De manera que ese desarrollo económico crea un deseo de tener mayor posibilidad de elección, de libertad, por así decirlo. La modernización económica se ve acompañada por un cambio de valores, la gente quiere tener más libertades. Pero también quiere tener instituciones que garanticen esas libertades y cada vez hay más países con instituciones que las apoyan.
P. En la encuesta de valores se observa que crece la importancia de Dios en los países anglosajones, de larga tradición democrática.
R. No lo creo. Si comparamos los datos extraídos en esa encuesta vemos que los países de Europa occidental, en general, están más secularizados.
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