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La adjudicación del teatro Príncipe Pío a una empresa americana abre una agria polémica

Distintos sectores de la cultura critican la gestión de este nuevo centro comercial y de ocio

El hecho de que la gestión de un espacio escénico de 8.000 metros cuadrados sito en el corazón de Madrid dependa de un grupo inmobiliario ha provocado una agria polémica. Los más enfadados son los que han perdido la posibilidad de gestionarlo: la Sociedad General de Autores de España (SGAE) y el actor Antonio Banderas, entre otros. El grupo Riofisa, responsable de la reconversión de la antigua estación en un centro comercial y de ocio, ha cedido la gestión del teatro a la Corporación Interamericana de Entretenimiento. Los autores de teatro y el director José Luis Gómez también critican que el Príncipe Pío sea gestionado por una empresa americana especializada en musicales.

Cuando el grupo Riofisa ganó hace 10 años el concurso que sacó Renfe para convertir la Estación Príncipe Pío en un centro comercial, sabía que parte del espacio debía dedicarse a uso cultural. Se decidió que habría un teatro y éste, aun antes de existir, ha tenido muchos novios. Tanto el Gobierno autonómico de Joaquín Leguina, como el de Alberto Ruiz-Gallardón han estado detrás de ese espacio. Pero ni uno ni otro han logrado hacerse con el recinto.

Tuvo más suerte Luis Ramírez, productor teatral que se asoció con el urbanista Luis Parra. Posteriormente se creó la sociedad Teatro Príncipe Pío, SL de cuyas acciones Ramírez tiene un 0.5%, Parra el 15%, la SGAE un 52% y el actor Antonio Banderas un 32,5 %. Llegaron a un acuerdo contractual con Riofisa, pero la empresa lo ha roto unilateralmente y ha preferido ceder el teatro a la Corporación Interamericana de Entretenimiento (CIE), empresa que utilizará el teatro para representar musicales. En Madrid ha estrenado, entre otros espectáculos, La bella y la bestia, y próximamente presentará El fantasma de la ópera.

'Lo que ha ocurrido con el proyecto de Príncipe Pío es lógico en el proceso de colonización del teatro español que los autores de teatro venimos denunciando', afirma Jesús Campos, presidente de la Asociación de Autores de Teatro. 'En cultura, el libre mercado es una argucia hipócrita con la que los dueños del mercado niegan la libertad', dice. A su juicio 'es un escándalo que la Administración central y el Ayuntamiento de Madrid, al ceder la explotación a una empresa privada, no hayan previsto los mecanismos que garanticen el interés cultural del proyecto'.

Campos, que desconfía del llamado musical americano, comenta: 'Ya está bien de hamburguesas teatrales que ensucian nuestro estómago y sólo benefician a las multinacionales. Que encima las administraciones públicas les monten la hamburguesería, me parece intolerable'.

No menos enérgico se muestra José Luis Gómez, actor, director y fundador del teatro de la Abadía: 'Se está haciendo en materia cultural una dejación de funciones de manera muy notoria y éste es un claro ejemplo. Pero que nadie lo confunda con que serían deseables proyectos de menor envergadura. Manifestaciones culturales de alto nivel pueden ser muy visitadas, como Salzsburgo o Avignon, ejemplos de que hermosos proyectos tienen posibilidad de atraer no a una minoría, sino a una pequeña mayoría, y no hay que cejar en ese empeño'.

'El problema es que en algunos políticos hay un gran malentendido cuando dicen que no quieren regular la cultura. Eso está bien, pero hay que impedir que en asuntos culturales de envergadura termine primando el derecho económico. Madrid está muy necesitada de proyectos serios', añade Gómez.

Alejandro Colubi, presidente de la Asociación de Empresarios de Locales de Teatro, tiene claro que deben ser las empresas privadas las que gestionen los teatros: 'Aunque sólo sea por higiene mental. El Estado no es nadie para marcar políticas culturales; lo puede hacer en sus cotos, pero nada más. En cualquier caso, también estamos en contra de que la SGAE entre en posición de riesgo con un dinero que no es suyo'.

El concejal socialista Rafael Simancas, candidato a la presidencia del Gobierno regional, señala: 'Cuando el Ayuntamiento avaló esta operación, tenía que haberse asegurado de que el espacio cultural tenía una configuración que posibilitara una gestión de interés público y general.Pero ha abandonado la gestión en manos de una empresa que es un figurón urbanístico. Nos parece una irresposabilidad absoluta. La relación entre una inmobiliaria y este proyecto es de por sí sospechosa'.

Una visión de conjunto

La SGAE anunció la semana pasada que acudirá a los tribunales para reclamar lo que asegura son unos derechos contraídos: 'Tenemos un proyecto para convertir ese espacio en el mejor teatro multidisciplinar de la ciudad, donde los autores españoles tengan su espacio y donde celebrar acontecimientos musicales, desde conciertos líricos o de rock hasta grandes eventos escénicos', señala Francisco Galindo, secretario general de la Fundación Autor, brazo cultural de la SGAE. Galindo asegura que hace unas semanas, los responsables de Riofisa le comentaron que estarían más tranquilos con un público como el que genera un musical que con los espectadores que puede atraer un teatro multidisciplinar. Desde Riofisa sostienen que el teatro es una idea suya para incorporar un elemento de cultura a todo el complejo: 'El proyecto hay que mirarlo desde una visión de conjunto del Centro de Ocio, Cultura y Comercio Príncipe Pío', afirma el director de comunicación de Riofisa, Miguel Sáenz de Tejada. 'El elemento cultural no puede estar aislado del contexto del complejo, que va a tener otros servicios de ocio culturales, como salas de cine última generación, galerías de arte, un pequeño museo escultórico...', adelanta. 'No se podía hacer algo ajeno del entorno. Vimos que los musicales eran una oferta popular y además se estaban poniendo de moda en Madrid. Lo testamos con el Ayuntamiento y la Comunidad, que en todo momento fueron partícipes de esta decisión'. La adjudicación se ha cambiado, según el portavoz de Rofisa, 'porque Teatro Príncipe Pío SL (SGAE y Antonio Banderas) no han respondido a los criterios establecidos en origen, como los plazos de entrega o que el local se especialice en musicales'. Por su parte, la Comunidad de Madrid, a través de Manuel Pérez Aguilar, director de Cultura de la Consejería de las Artes, señala que desde que se puso en marcha este proyecto estaba previsto que se hiciera un teatro para musicales: 'No debe haber ningún control sobre la gestión. Lo importante es que se cumpla el que sea un recinto para espectáculos de envergadura y supongo que no sólo serán musicales', dice. Un portavoz del Ayuntamiento señaló sobre este tema que la administración municipal ya dijo en su día el uso que había que dar a ese espacio era cultural, pero una vez que Riofisa gana el concurso para la gestión del espacio, no puede imponer a quién puede subarrendar el teatro para que lo gestione.

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