Piscinas, jardines y amplias habitaciones
GRAN HOTEL PLAYABELLA, una oferta económica con aires de lujo en Marbella
GRAN HOTEL PLAYABELLA
5,5. Categoría oficial: cuatro estrellas. Dirección: urbanización Costalita, s/n. Cancelada, Estepona (Málaga). Teléfono: 952 88 08 68. Internet: www.hotelesplaya.com. Instalaciones: garaje, jardín, piscina exterior, piscina climatizada, gimnasio, sauna, centro 'spa', salón de estar, sala de billar, cafetería, comedor. Habitaciones: 229 dobles y 38 'suites'; todas con baño, calefacción, teléfono, minibar, televisión vía satélite, secador de pelo, albornoz y frutas de bienvenida. Servicios: algunas habitaciones adaptadas para discapacitados; admite animales de compañía; alquiler de bicicletas. Precios: temporada alta, 113 euros + 7% IVA por persona, desayuno incluido; temporada baja, 39 euros + 7% IVA por persona, desayuno incluido. Tarjetas de crédito: American Express, Diners Club, MasterCard, Visa, 6000. Arquitectur a ... 4Decoración ... 5Estado de conservación ... 8 Confortabilidad habitaciones ... 6Aseos ... 6Ambiente ... 3Desayuno ... 4Atención ... 6Tranquilidad ... 4Instalaciones ... 8
Playabella, la última apertura de Playa Hoteles en la Costa del Sol, es el paradigma del lujo en cartón piedra. De opereta parece el escenario acuático de las piscinas, los toboganes, los jacuzzis y demás chorros gaseosos para divertimento y fuste seudomarbellí de los veraneantes adictos a esta prometedora cadena hotelera. Al atardecer, el bosque de palmeras se ilumina con serpentines al más puro estilo Las Vegas. Una tramoya lúdica martirizada por toneladas de hormigón a su alrededor enfoscadas en color amarillo, rosa y blanco, a imagen y semejanza de un parque temático. Los jardines acrecientan esa sensación de enclaustramiento desde primera hora de la mañana, cuando el despliegue de las hamacas por el parterre apenas deja un hueco visible a la sombra de las palmeras, ordenadas con la precisión geométrica de un huerto en sazón.
La insonorización de los dormitorios no logra amortiguar los ruidos provenientes de la playa, y el abigarramiento estival continúa en los territorios más serios del restaurante, donde resulta inviable aspirar a otros lujos que no sean los de un bufé aglomerado y sin velas en la mesa. Aunque, para tales excesos, ya están los bares y las barras al aire libre, muy sobrados en todo el perímetro del hotel.
Así no hay quien se convenza de que el Playabella exhiba en la puerta una placa con cinco estrellas concedidas por la administración turística, a menos que la legislación hotelera vigente no sea la adecuada para clasificar el carácter de las instalaciones y los matices del servicio. ¿Qué invita, pues, a consumir unos días de vacaciones en este establecimiento? Sin duda, el buen precio de una estancia mínima de cinco noches realizando la reserva con 15 días de antelación. Sólo por estar pagando entre 32 y 93 euros por persona y día en régimen de media pensión, según temporada, se justificaría el mal funcionamiento del aire acondicionado en la habitación o las dilaciones a que obliga un servicio escaso y siempre en aparente rodaje.
Otro argumento a valorar es la amplitud razonable de las habitaciones y sus terrazas, decoradas con maderas rústicas envejecidas y centros de flores secas. Casi todas miran al mar, aunque la mayor parte lo hace de soslayo. Algunas, en la primera planta, se comunican directamente con los jardines y las piscinas, quizá las más cómodas para ir en familia.
Pero el gran atractivo del hotel reside en el centro de salud y belleza Acquaplaya, ambientado como una cueva natural donde salta la sorpresa en forma de piscinas climatizadas, baños escoceses y turcos, saunas finlandesas, chorros dirigidos y hasta una bañera fragante de naranjas. La única imagen del lujo irrepetible en este tramo de costa.
ALREDEDORES
Siguiendo desde Málaga la línea de la Costa del Sol, se suceden los núcleos turísticos de fama, sometidos en verano a un tráfico incesante y casi siempre atascado: Torremolinos, Benalmádena, Fuengirola, Marbella y Estepona, en cuyas inmediaciones se localiza el hotel. A una hora en coche se encuentran la urbanización de lujo y los campos de golf de Sotogrande y el peñón de Gibraltar. Tierra adentro cabe descubrir el rosario de pueblecitos blancos que el turismo no ha conseguido aún trastocar: Casares, Coín, Ojén y Gaucín, con callejas y cuestas muy apetecibles para pasear.
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