_
_
_
_
Crónica:Campeonatos de Europa al aire libre | ATLETISMO
Crónica
Texto informativo con interpretación

Una mujer en el 800

Mayte Martínez consigue una plata de extraordinario valor para el atletismo femenino español

Carlos Arribas

Jolanda Ceplak es una eslovena intransigente y mecánica. Es muy rubia, muy blanca de piel, muy fuerte y muy rápida. Muy suya. Es la anti-Borzakovski o la anti-Wottle, un par de cracks del 800, como ella. Pero mientras los dos hombres, el norteamericano antes, en los 70, y el joven ruso después, en el siglo XXI, acostumbraban a correr solos, dejando a todo el pelotón de ochocientistas, dedicados a tomar ventaja y pelearse, codazos, clavos, patadas, a gusto para remontarlos en los últimos 150 metros, media curva y una recta, la insolente Ceplak, a la que también le gusta correr sola, sin sentir la claustrofobia del grupo jadeante y sudoroso, prefiere destacarse por delante. Así que en cuanto la carrera pasa a la calle libre, ya está la rubia corriendo que se las pela, pasando su 400 en menos de 58 segundos y aguantando todo lo que le venga por detrás, que no suele ser mucho.

Más información
Dos milésimas de frustración
Un cuarto puesto amargo
CadenaSer.com:: Los sonidos de la jornada

Es una táctica definida y clara que les viene bien a sus rivales, a las que pelean por la plata, y que le vino anoche, en la fresquita y húmeda Múnich -aunque no llovió-, de perlas a Mayte Martínez. La vallisoletana consiguió, tras Ceplak, una plata que tiene un valor extraordinario para el atletismo femenino español, que no cesa de conquistar nuevos territorios. El del fondo, el tradicional, ya está alcanzado por el coraje y la calidad de Marta Domínguez; el de la marcha, por una tradición que comenzó hace más de diez años; el de los 800 metros y el de las demás pruebas complicadas, para las que se necesita, además de resistencia y capacidad de sacrificio y trabajo, calidad pura, clase, técnica y entrenamientos especializados, es otro cantar; es el territorio en el que ayer se atrevió a avanzar la lanzada pucelana, que corre con un estilo espléndido, con una zancada poderosa y cada vez más fluida y, como si no tuviera cuello, con la cabeza rozando los hombros. Ganó la plata y lo hizo con su mejor marca, 1m 58,86s, ya de nivel mundial.

Cuando Ceplak, como todo el mundo esperaba, lanzó la carrera, la británica Holmes y la portuguesa Semedo fueron las más valientes. Se lanzaron a su estela y aclararon el panorama. No habría pelotón, no habría caídas ni codazos. Sería una carrera limpia. 'Detrás de Ceplak, cada una intentó jugar su baza', dijo Martínez, que disputaba su segunda gran final tras su magnífico paso por los Mundiales de Edmonton 2001. 'Intenté colocarme la cuarta o la quinta para estar atenta a lo que pasaba', explicó. Se colocó la cuarta, tras la británica y la portuguesa, y esperó la acción. Martínez es fría como el hielo en carrera, se mueve con lucidez y experiencia. Vio a Holmes cambiar a los 250 metros y tomó la gran decisión. Superó a la portuguesa como quien lava y entró en la última curva detrás de la británica. 'Sabía, porque me lo dice todo mi novio y entrenador, Juan Carlos Granado, que yo de atletismo no estoy tan puesta como él, que a la inglesa le gusta seguir a la liebre. Así que yo la he utilizado a ella como liebre. Y ha sido una liebre estupenda', dijo; 'yo ya había decidido arriesgarme e ir al ataque desde lejos. Prefería ser la quinta después de haber intentado ir a por todo y fallar que serlo por haberme reservado hasta el final'.

Entró tras la británica, una veterana luchadora que se creía poseedora de la plata y en la curva se mantuvo, aguantó su explosión, se reservó para la última recta. Allí fue fuerza y zancada. 'He hecho más pesas este invierno y se me ve más fuerte porque también he perdido tres kilos', declaró la segunda atleta española que consigue un metal en la pista de unos Campeonatos de Europa tras el bronce de Marta Domínguez en los de Budapest 98. 'Pero es que necesito hacer fuerza, porque tengo poca capacidad aeróbica y si no saco la velocidad de la fuerza no la saco de ninguna parte', aclaró. La sacó de donde hacía falta para volar en la última recta, superar a la estupefacta Holmes y correr a por la inalcanzable Ceplak, a por la plata. 'Ahora me tomaré una cerveza de un litro', concluyó; 'creo que ya puedo, ¿no?'

Mayte Martínez alza sus brazos en señal de alegría.
Mayte Martínez alza sus brazos en señal de alegría.EFE

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Carlos Arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_