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CULTURA Y ESPECTÁCULOS

El concurso de piano de Santander, desierto

La finalísima de la nueva edición del Concurso Internacional de Piano de Santander fue un verdadero concierto a cargo de los tres concursantes seleccionados con la Orquesta Sinfónica de Londres, dirigida por Rafael Frühbeck de Burgos. Escuchamos considerables versiones de La rapsodia-Paganini, de Rachmanínov; del Concierto en mi menor, de Chopin, y del Concierto número 3, de Bela Bartok, que por vez primera llegaba a la última prueba del concurso.

El ambiente interesado y el clima entusiasta dio paso pronto a las expectativas sobre las decisiones que tomaría el jurado internacional, presidido por Antonio Ros Marbá. Naturalmente, en ellas pesan todas las actuaciones de los concursantes y quizá también el gran compromiso que los laureados contraen al enfrentarse inmediatamente con más de un centenar de recitales y conciertos en todo el mundo. Sea como quiera, el jurado optó por la no concesión del gran premio para otorgar el segundo (Premio de Honor) a Borís Giltburg, un israelí de origen ruso que todavía no ha cumplido 18 años. Recibió también el premio del público, concedido por votación. Obtuvieron dos terceros premios el estadounidense de origen chino An Ning, de 25 años, y la coreana Lee Siyeon, de 23 años.

A lo largo de su historia, el gran premio de Santander quedó sin conceder, antes de ahora, en tres convocatorias: las de 1980, 1990 y 1995. Entre otras cosas, ello revela la voluntad de mantener el altísimo nivel internacional del certamen cántabro.

El segundo premio, que Guiltburg recibió ayer, está dotado con 22.237 euros. El pianista israelí comenzó a estudiar piano a los cinco años, e hizo su primera aparición en público a los siete.

El presidente del jurado, Antonio Ros Marbà, justificó el fallo del jurado: 'Hemos querido un toque de sensatez. Hoy vivimos una época en que la prisa y la tecnología producen sus efectos en el mundo de la música. No podemos otorgar un premio cuyo máximo atractivo es una gira mundial a alguien que no está preparado. En vez de ayudarlo, podríamos perjudicarlo'.

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