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El Tribunal Superior anula el acuerdo que modificó los símbolos de Barcelona

La larga polémica por la modificación de la bandera y el escudo de Barcelona entró ayer en una nueva fase tras conocerse que el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC) ha decidido anular, por defectos de forma, el acuerdo de los plenos del Ayuntamiento de Barcelona del 17 de mayo de 1996 y del 7 de febrero de 1997, en los que se aprobaron el sello oficial y el símbolo de la ciudad, así como la nueva bandera.

La Sección Quinta de la Sala de lo Contencioso Administrativo del TSJC ha admitido un recurso presentado por la Sociedad Catalana de Genealogía, Heráldica, Sigilografía y Vexilología por el que se impugnan estos acuerdos, que el alto tribunal ha anulado al declararlos no ajustados a derecho. El TSJC resuelve que estos acuerdos tenían que adoptarse 'con pleno respeto a los parámetros establecidos en la Ley Municipal y de Régimen Local'. Según la sentencia, 'el expediente administrativo pone de relieve que, en lo relativo a la aprobación del sello oficial y del símbolo de la ciudad, se omitieron los trámites más esenciales del procedimiento', ya que 'sólo consta la adopción del referido acuerdo, pero no la apertura de un periodo de información, lo que de hecho privó a los ciudadanos de la posibilidad de intervenir en un asunto de gran relevancia pública'.

Según la sentencia, a pesar de que la Carta Municipal de Barcelona, aprobada en 1998 por una ley del Parlament, ha dado 'carácter oficial a estas denominaciones, no precisa cuáles son el sello y el símbolo'. El equipo de gobierno, por boca de Ernest Maragall, se amparó ayer, precisamente, en la Carta Municipal para defender la validez de los nuevos símbolos, ya que según un portavoz 'la carta representa la ley de la ciudad y ésta tiene un rango superior al reglamento que motiva la anulación'. Según Maragall 'el consenso que permitió aprobar los símbolos no se ha roto y está muy claro cuál es la bandera de la ciudad'.

Sin embargo, el alcalde accidental, Jordi Portabella (ERC), contradijo la postura oficial y se mostró partidario de que los grupos 'recapaciten sobre la decisión que tomaron en aquel momento'. Ernest Maragall no hizo comentarios sobre esta versión discordante del alcalde accidental y se limitó a afirmar que 'Portabella estaba hablando como presidente de su grupo, no como alcalde'.

El presidente del grupo de CiU, Joan Puigdollers, también hizo valoró la sentencia porque 'pone sobre la mesa un aspecto que siempre nos ha preocupado mucho: la falta de respeto por el derecho con la que se toman los acuerdos municipales'. Puigdollers reconoció que todos los que votaron a favor del acuerdo -entre ellos CiU- deben 'aprender de los errores' y propuso pedir a la Sociedad de Heráldica, que ha presentado el recurso, un dictamen 'científico sobre las características que han de tener el escudo y la bandera de Barcelona'. Finalmente propuso que a partir del dictamen se apruebe un nuevo escudo y bandera 'que deberían respetar la tradición histórica de Barcelona como capital de Cataluña'. Diferente interpretación hizo el Partido Popular, que en su día votó en contra de la modificación de los símbolos de la ciudad. El presidente del grupo municipal, Emilio Álvarez, aseguró que la sentencia obligará a 'reiniciar' el proceso de validación de los nuevos símbolos, aunque este partido estimó 'innecesario' cambiarlos. ICV, en cambio, cree la Carta Municipal 'da cobertura jurídica y política' a los símbolos de Barcelona porque la Carta fue aprobada en el Parlament.

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