Mutante
Tiembla la estructura metálica sobre la que se sientan más de mil personas. Con Daniela Mercury ya es un clásico. Las actuaciones de la brasileña en el Conde Duque se rigen por otro patrón infalible: las gradas se van despoblando inexorablemente en favor de un foso que se llena de gente con ganas de baile.
Irrumpió en escena con Mutante, una estupenda canción de Rita Lee, a la que ella le da cierto aire dance. Daniela Mercury está marcada por sus inicios en los frenéticos tríos eléctricos del carnaval de Salvador de Bahía. Subida a uno de esos camiones acorazados de bafles, que surgieron de la imaginación tropical de Dodô y Osmar, se ha preparado durante años cantando horas y horas en lo que probablemente sea el mayor concierto al aire libre del mundo: cientos de miles de personas siguen a los camiones por las calles del centro y del paseo marítimo de la ciudad.
Daniela Mercury (cantante)
Cesario Leony (bajo), Alexandre Vargas y Gerson Silva (guitarras), Zito Moura (teclados), Marcelo Brasil (batería), Rudson Almeida y Fabricio santos (percusión), Daniela Pena (baile), Gil Alves (baile y coros) y Yoelma Silva (coros). Conde Duque. Madrid, 21 de julio.
En Bahía es la reina de la música axé, una alternativa comercial al samba-reggae de los grupos afros, y un ritmo tan penetrante como infernal si uno no se zambulle de cabeza en la fiesta. El axé es género que genera controversias en el resto de Brasil y tiene en contra a buena parte de la crítica musical, pero Caetano Veloso la apoya sin reservas y hasta escribió para ella Axé axé. Claro que por aquí las desavenencias entre cariocas, paulistas y bahianos deberían traernos, y nos traen, al fresco.
Arriesgar
Da la impresión de que Daniela Mercury intenta no encasillarse (aunque la hayan ya encasillado). Y que se arriesga con intención de reiventarse. En el pasado carnaval se atrevió a introducir música electrónica -drum'n'bass, lounge y trip hop- en un desfile desafiante; en su último disco, Sou de qualquer lugar, la intérprete guerrera muestra una voz plena y madura en las canciones más delicadas, y canta a compositores como Lenine o Celso Fonseca en búsqueda de unos nuevos lenguajes que en su directo madrileño no se atrevió más que a rozar: recurrió al repertorio más reconocible (O Canto da cidade, Swing da cor...) y bailable.
Comentaba uno de los responsables de su compañía discográfica que, después de haberse pateado los tríos eléctricos en carnaval, un concierto convencional tiene que ser pan comido. Daniela Mercury parece funcionar con pilas alcalinas especiales y practica aquello que alguien denominó música pra pular (para saltar) brasileña. Casi todo el mundo acabó dando brincos mientras ella se entregaba en Rapunzel, la poderosa canción de Carlinhos Brown, cantando y bailando con la bandera verde, azul y amarilla envuelta alrededor del cuello y con miles de confetis volando por el patio central del Conde Duque.
Babelia
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