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Reportaje:

La odisea de ser inquilinas

Esther y Pilar son dos de los 19.600 preseleccionados por el Ayuntamiento para acceder a una vivienda de alquiler barato

Cientos de personas abarrotaban el pasado jueves las puertas de la Empresa Municipal de la Vivienda (EMV), en la madrileña calle de Oruro (distrito de Chamartín), para saber si estaban admitidas en las listas provisionales para optar a una de las 264 viviendas municipales de alquiler barato. A la derecha de la puerta formaban en cola los que ansiaban conocer si estaban entre los afortunados, y a la izquierda se formaba ya una fila para que los recién excluidos presentaran sus alegaciones.

Entre la marea humana había jóvenes, mayores, parejas, madres solas con sus hijos, inmigrantes... Y dos chicas con una sonrisa de oreja a oreja. Pilar M. y Esther Rodríguez habían conseguido pasar la primera criba, y optaban con más esperanzas a dos de los pisos que ofrece el Ayuntamiento de Madrid.

Los adjudicatarios definitivos tendrán incluso la posibilidad de comprar su casa al Ayuntamiento

Más de 19.600 aspirantes para 264 viviendas. Las cifras no son alentadoras, pero Esther (en realidad, su novio, que fue el solicitante) y Pilar se encuentran entre los seleccionados con mayor puntuación en esta primera lista. Las dos han vivido ya mucho, a pesar de que sólo cuentan 23 años.

Pilar tiene una hija de seis meses y un trabajo temporal limpiando casas y cuidando niños. Apenas gana 100 euros al mes. Su novio y padre de su hija está en paro. 'Yo vivo con mis padres, dos hermanos y mi hija en el distrito de Tetuán. Y ahora mi hermano se va a casar y tampoco tiene casa. Así que pronto seremos más', explica.

Pilar volvió a casa de sus padres con su bebé después de haber tenido problemas en el piso de sus suegros. 'Me llevaba muy mal con ellos', dice. La situación empeoró, y entonces su novio y ella decidieron independizarse. 'Nos construimos una chabola en el paseo de la Dirección y estuvimos dos años viviendo allí. Dos meses después de que naciera mi hija decidimos que cada uno se fuera a su casa', continúa.

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Tanto Esther como Pilar se enteraron de la existencia de una promoción de viviendas municipales de alquiler gracias a la información que les proporcionó una asistente social. Aunque no es la primera vez que intentan conseguir una vivienda pública: anteriormente presentaron una solicitud al Instituto de la Vivienda de Madrid (Ivima), dependiente de la Comunidad, a través del cupo de máxima necesidad, pero no tuvieron suerte.

'Siempre nos rechazaban porque aparecía alguien más necesitado que nosotros', cuenta Esther. La situación de esta joven es muy similar a la de Pilar, que además es la hermana de su novio. Las dos quieren un piso para tener un espacio donde formar su propia familia. Esther vive en Peña Grande con sus padres, sus tres hermanos y su novio.

'Es un piso de 30 metros cuadrados en alquiler. Sólo tiene una habitación, donde duermen mis padres con mi hermana pequeña, de un año y medio. Mis dos hermanos, mi novio y yo dormimos en el comedor', cuenta Esther. El novio de Esther es albañil y ella trabaja limpiando y cuidando niños, igual que Pilar. 'Pero llevo tres meses de baja porque tuve un accidente con el coche', agrega.

22.739 solicitudes

Hace un mes que las dos madrileñas presentaron su solicitud para optar a una de las viviendas de alquiler barato del Ayuntamiento. El plazo se cerró el pasado 28 de junio, y para entonces un total de 22.739 personas habían solicitado una de las 264 casas situadas en la calle de Ciudad Encantada (Moratalaz), en la avenida de la Perla y en la calle de Oligisto (ambas en Usera). El alquiler mensual oscila entre los 207 y los 400 euros. Tanto Esther como su novio (que es el que ha conseguido pasar la primera selección) solicitaron un piso por separado, ya que para hacerlo como unidad familiar tenían que certificar un año de convivencia. 'Sólo tuvimos que presentar el DNI y responder a unas preguntas', explica. Las dos jóvenes son conscientes de que encontrar una vivienda en Madrid es ya una odisea incluso para la gente que tiene recursos. 'Imáginese que no tiene trabajo fijo, gana 100 euros limpiando en casas y tiene un bebé de seis meses. Para nosotras es imposible acceder a una vivienda. No tenemos dinero ni nadie que nos avale', dice Pilar.

La selección de los admitidos en la primera lista provisional, hecha pública la pasada semana, se ha realizado a través de un sistema de puntuación. Carecer de una vivienda en propiedad, tener ingresos familiares inferiores a 21.035 euros o pagar un alquiler que suponga el 40% de la renta suponían obtener más puntos. También tener menos de 35 años era un dato favorable.

La mayoría de las solicitudes rechazadas en un primer momento por el Ayuntamiento lo fueron por superar el nivel mínimo de ingresos o porque los solicitantes tenían ya una vivienda en Madrid. La puntuación máxima que se podía obtener oscilaba entre los 40 y los 60 puntos. Tanto Esther como Pilar están en este sector de puntuación, lo que les hace albergar la esperanza de obtener uno de los ansiados pisos. Después de esperar colas kilométricas a las puertas de las oficinas de la EMV, Esther y Pilar se enteraron de la buena noticia. 'Nos pusimos como locas'.

'De los 19.633 preadmitidos, se les requerirá documentación sólo a los 1.000 que tengan mayor puntuación', explica Sigfrido Herráez, concejal de Vivienda del Ayuntamiento de Madrid. 'Después se realizará una segunda lista definitiva con las personas más idóneas, y los pisos se entregarán en septiembre', asegura. A juicio de Herráez, el elevado número de solicitudes se debe al 'estado de necesidad' de muchos madrileños. Los adjudicatarios definitivos tendrán incluso la opción de comprar la vivienda al precio de un piso protegido. 'Ahora esperamos no llevarnos una desilusión cuando se publiquen las listas definitivas', concluyen Esther y Pilar.

Esther Rodríguez (a la izquierda) y Pilar M., con su hija de seis meses, en un parque madrileño este fin de semana.
Esther Rodríguez (a la izquierda) y Pilar M., con su hija de seis meses, en un parque madrileño este fin de semana.ULY MARTÍN

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