'Nuestro lema es curiosidad, pasión y criterio'
'Los dueños nos dicen que descubren cada día maneras nuevas de vivir en estas casas'
Dos viviendas unifamiliares en Bellaterra, el único encargo de un particular que habían tenido hasta la fecha, les permitieron obtener el último premio FAD de arquitectura. Mercè Berengué (Barcelona, 1962) y Miguel Roldán (Ceuta, 1961) están contentos no sólo por lo que este galardón significa para su estudio sino porque, también, consideran que en el fondo significa el reconocimiento a una nueva generación de arquitectos. 'Hay mucha gente joven trabajando desde hace tiempo que no ha tenido la oportunidad de mostrar su valía', afirman. Las casas M & M reflejan su filosofía de una arquitectura abierta, multidisciplinar y, sobre todo, eficaz. 'Nuestro lema es curiosidad, pasión y criterio', afirman. 'Intentamos hacer una arquitectura creativa pero también pragmática'.
Las casas M & M fueron un encargo de dos profesores de arqueología de la Universidad Autonóma de Barcelona que querían construir una casa doble con un presupuesto cerrado de 240.000 euros (40 millones de pesetas). Los mismos arquitectos les ayudaron a escoger el solar y, lo más importante, les plantearon la posibilidad de construir dos casas en lugar de una por el mismo precio. 'La mejor habitación que tenían en este caso era el mismo bosque, y les ofrecimos desdoblar la casa y convertirla en dos pabellones, uno de ellos más grande ya que una parte se ha adecuado para poder alquilar habitaciones', explican. 'Son casas austeras, con paredes de hormigón y suelo de terrazo en el que hemos intentado cuidar sobre todo los vacíos. Cada ventana está pensada para multiplicar las vistas e incluso realizamos recortes en algún alero para aprovechar al máximo los rayos de sol'. El terreno en pendiente se convirtió en aliado a la hora de plantear los pabellones sobre unas plataformas que permiten situar en los bajos el aparcamiento de los coches y un laboratorio. Pese a su aspecto simple y pragmático, todos los detalles están cuidados al máximo. Ha sido un ejercicio de creatividad que les ha permitido ganar no sólo un premio sino también amigos entre los clientes. 'La mejor prueba que han pasado estas casas es que los propietarios nos explican que cada día descubren nuevas maneras de vivir en ellas', comentan orgullosos.
Estas viviendas han sido el primer encargo estrictamente privado que han recibido, aunque llevan ya 12 años de estudio y una larga trayectoria en concursos públicos. Han construido dos centros de educación primaria en Sant Pere de Ribes y en Banyoles y están construyendo un instituto de bachillerato en Bagà, pero tal vez el proyecto que ahora más les interesa es la nueva sede de Barcelona Activa, entre las calles de Llacuna y la Gran Via. Ganaron el primer premio de este concurso restringido gracias, seguramente, a la audacia de su propuesta. 'Más que presentar un proyecto lo que hicimos fue una propuesta conceptual del edificio', explican. 'Está detrás de la calle de Llacuna que, como su nombre indica, está sobre una laguna, por lo que planteamos que se utilizaran las aguas freáticas para dotar de energía al edificio. Después, una vez establecido esto empezamos a desarrollar el proyecto'.
Roldán y Berengué, que colaboran habitualmente con el colectivo Metápolis que organiza el festival de Arquitectura Avanzada, se sienten parte de una generación que considera la arquitectura desde una perspectiva muy amplia. 'Nos gusta mezclar las disciplinas y en cada proyecto, antes de coger el lápiz, hacemos el organigrama de con quién tendríamos que colaborar para llevar adelante el proyecto', explican. 'En el plan para la adecuación de los alrededores del aeropuerto, con el que ganamos el primer premio, colaboramos con paisajistas y biólogos. En otras ocasiones igual nos interesa trabajar con publicistas o con gente de otras disciplinas. Somos un equipo internacional e interdisciplinar. Nos gusta la mezcla de escalas y tanto diseñamos cosas de cuatro centímetros como de cuatro kilómetros'.
Les preocupa la falta de relevo generacional en Cataluña que, explican, está siendo más lento que en Madrid o en otros países. 'No es un problema de cuotas sino de oportunidad de mostrar tu trabajo', comentan.
'Los concursos tendrían que ser realmente públicos porque esto permitiría conocer no sólo la propuesta ganadora sino también las otras. Valdría la pena renunciar al premio si se permite hacer una exposición de las ideas de cada uno y abrir un debate que podría enriquecer a todos. Barcelona es una ciudad privilegiada para ello porque hay una gran cantidad de producción excelente que desgraciadamente acaba en un almacén'.
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