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Diez millones de hipotecados

Ahora o nunca. O se compra usted una vivienda o corre el riesgo de que dentro de unos meses le cueste varios millones de pesetas más cara. En esa tesis coinciden los presidentes de cooperativas, promotores inmobiliarios y gran parte de los expertos consultados. El problema es que para comprar una casa se necesita mucho dinero. Y cada vez más.

Germán Pérez Barrio, director gerente de la empresa de tasación Tinsa, es uno de los expertos más consultados en el tema de la vivienda. El año pasado, su empresa efectuó más de 221.000 valoraciones de inmuebles. Una vez cada tres meses, Pérez Barrio analiza los informes de sus 777 tasadores, se presenta ante los periodistas, informa de cuáles son los precios del mercado y anuncia por dónde van a ir los tiros en el mercado.

'Hay un anuncio que explica la situación. Un hijo le pregunta a los padres: '¿Cómo es que vosotros, con el sueldo de papá, pudisteis comprar un piso, y mi novia y yo, con dos sueldos, no podemos?'

A mediados de junio, dos semanas antes de publicar su último estudio, Pérez Barrio ofrecía un mensaje esperanzador: 'Los precios ya no van a subir más. Siempre hay una temporada en que los precios siguen subiendo aunque la demanda disminuya. Pero ya se ha alcanzado un tope. A quien se compró una casa en los años 1996, 1997 y 1998 le tocó la lotería. Probablemente ha visto duplicarse el precio del piso. Pero eso se acabó. Los intereses han bajado todo lo que podían bajar y la vivienda no subirá más'. Punto.

Pero el martes 2 de julio, con su informe en la mano, Germán Pérez Barrio se presentó ante decenas de periodistas y les dijo: 'No sé por qué seguís haciéndome caso. De verdad. Si no hago más que equivocarme'. Y acto seguido reconoció que la vivienda, a pesar de todos los pronósticos, seguía disparándose hasta arriba: en los últimos 12 meses, los pisos nuevos subieron un 15%, y los usados, un 17%.

¿La razón? 'Sólo se me ocurre pensar que la desconfianza de la gente hacia la Bolsa les lleva a invertir en la vivienda', arguyó Pérez Barrio.

Cada mes, los precios van a peor. Y cada año, a mucho peor. 'Hay ahora un anuncio en la radio', comenta Julio Rodríguez, ex presidente del extinto Banco Hipotecario, 'que da en el clavo. Un hijo les pregunta a sus padres: '¿Cómo es que vosotros, con sólo el sueldo de papá, os pudisteis comprar un piso, y mi novia y yo, con dos sueldos, no podemos?'. Ésa es la clave. Los estudios de mercado nunca hablan de la gente que no puede comprar viviendas'.

'El precio medio de una casa nueva alcanzó en España la cifra de 20 millones de pesetas', señala el presidente de la Asociación de Gestoras de Cooperativas de Viviendas (AGECOVI), Orencio Osuna. 'Eso significa que un comprador medio español debería emplear el total de su salario, ¡el total!, durante cinco años y medio de su vida para comprar un piso. Y si vive en Madrid, serían siete años en vez de cinco y medio'.

Con semejante panorama era previsible que esta semana el líder del PSOE, José Luis Rodríguez Zapatero, atacara al Gobierno en el debate sobre el estado de la nación con el problema de la vivienda. 'Con usted', le espetó Zapatero al presidente del Gobierno, José María Aznar, 'el precio de la vivienda ha subido un 50%, a un ritmo del 9% anual, y en años como éste, algo más. Durante su periodo de Gobierno hay un tercio menos de viviendas de protección oficial'.

El suelo del Ejército

Lo que no era previsible es que Aznar no tuviese preparada alguna respuesta. Sólo cuando en la siguiente réplica Zapatero le recordó que Aznar no había entrado al toro de la vivienda durante el debate y le propuso que Defensa destinara el 40% de su suelo para la construcción de casas de promoción pública, el presidente del Gobierno le dijo que Defensa ya viene haciendo eso desde hace tiempo.

'Había demagogia en las palabras de Zapatero', comenta el presidente de la Asociación de Promotores Inmobiliarios (Asprima), Manuel Martí, 'pero Aznar no quiso entrar al trapo de lleno porque sabe que una parte de lo que ha hecho es insuficiente. El precio del suelo tiene una repercusión tremenda en lo que paga la gente por la vivienda. A veces llega hasta el 50%, lo cual es una locura. A los promotores tampoco nos interesan estos precios tan desorbitados. Lo que queremos es un crecimiento estable, continuo y moderado', concluye Martí.

'La despreocupación que tiene el Gobierno de la nación respecto a la política de la vivienda es tremenda', señala Alfonso Vázquez, presidente de la Confederación de Cooperativas de Viviendas de España. 'Yo tengo 72 años. Llevo 42 trabajando en el sector. Y puedo asegurarle que la situación de la vivienda social nunca ha estado peor que ahora. Se hacen 500.000 viviendas al año, sí, pero a precios que no son accesibles al 65% de la población. Tengo muchos más amigos en el PP que en la oposición. Pero he de reconocer que si Aznar no le respondió a Zapatero es porque sabe que lo está haciendo mal. Sobre el suelo prima el estraperlo. Los ayuntamientos especulan con los solares. Y encima les ponen a las viviendas protegidas unos precios tan baratos que no se ajustan a la realidad. El resultado, ¿cuál es? Que nadie quiere construir viviendas protegidas porque no es rentable. Y que hay algunos sitios donde se usa dinero negro para comprarlas a precios mucho más altos que los oficiales'.

No sólo Aznar se muestra parco al hablar de vivienda. Este periódico lleva intentando desde hace más de cinco semanas recabar la opinión del director general de la Vivienda, Fernando Nasarre, pero desde el Ministerio de Fomento sólo han respondido con el silencio.

No obstante, si la Administración no va hacia los ciudadanos, a veces los propios vecinos se plantan ante los técnicos y los políticos.

Carlota Teresa Fernández Díaz no ha visto el debate sobre el estado de la nación. Tiene 28 años, un hijo de 10, una hija de 8, y está embarazada de siete meses con trillizos en camino. Lleva plantada un mes frente al Instituto de la Vivienda de Madrid (Ivima) con una pancarta que dice: 'El Ivima se niega a dar un piso, viviendo en una nave con dos niños y tres en camino, y teniendo pisos cerrados'. Espera dar a luz en agosto, pero dice que no se irá de la acera hasta que no le adjudiquen un piso.

Luis Eduardo Cortés, consejero de Obras Públicas de la Comunidad de Madrid, asegura que así no adelantará nada: 'La gente piensa que con los medios de comunicación los políticos se asustan. Pero desde la Administración no se puede funcionar a golpe de corazón. Aunque parezca mentira, aún hay gente mucho más necesitada que esta familia. Se le adjudicará algo cuando le llegue su turno'.

Al marido de Carlota, el tapicero Esteban Cavanillas, lo despidieron de la fábrica hace año y medio. Dejaron de pagar las 80.000 pesetas por un piso alquilado y se fueron a vivir a la nave de 182 metros cuadrados que tenían alquilada en San Sebastián de los Reyes, un municipio de Madrid.

En su momento, Carlota y su marido intentaron hacerse con una casa en la vorágine del mercado libre. 'En el periódico Segunda Mano ves muchos anuncios de ventas de pisos: te ponen que sólo tienes que dar 80.000 pesetas mensuales y que no necesitas avales. Pero cuando vas y hablas con ellos, te das cuenta de que todo es una trola. Si el piso vale 15 millones, te piden 8 o 10 de avales', comenta Esteban Cavanillas.

Comprar un piso es imposible. Y para alquilarlos compiten con los emigrantes, quienes pagan más porque están dispuestos a vivir con más personas en menos espacio. 'El otro día fui a llevar unas sillas tapizadas a una casa y, donde tenía que haber una familia, me encontré a cuatro o cinco familias de marroquíes, los niños apelotonados en los pasillos, durmiendo todos juntos, y las bombonas de butano también en el pasillo, que cada familia usaba la suya', comenta el marido de Carlota.

Malika Abdelazid, miembro de la Asociación de Trabajadores Inmigrantes Marroquíes en España (ATIME), recuerda que en Madrid se pagan 'hasta 30.000 pesetas por acceder a una cama en habitaciones de cuatro camas'. 'No olvidemos que los inmigrantes son ya el 3% de la población española. Y una familia de emigrantes cobra entre 80.000 y 120.000 pesetas al mes. Muchos inmigrantes quieren quedarse en este país, comprar una casa, pero no hay apenas viviendas de protección oficial. Y cuando salen ofertas, sólo se publican en español'.

'No hay problema'

Sin embargo, no todo el mundo cree que los precios de la vivienda están por las nubes. Germán Pérez, director de la sociedad de tasación Tinsa, cree que no se puede hablar de carestía en términos absolutos. 'Si los pisos estuvieran tan caros, no se venderían cada año medio millón de viviendas nuevas y otro medio millón de pisos de segunda mano. Mientras se venda un millón de viviendas al año, no se puede decir que haya un problema. Hay mucha complicidad de mucha gente en el hecho de que estén tan caras las viviendas. En realidad, cuando suben los precios, todos los que tenemos casa nos ponemos muy contentos. Hay 14 millones de familias en España, y el 85% de esas familias son propietarias'.

'Esa opinión me resulta graciosa', señala Francisco Caño, el encargado de la Vivienda en la Federación Regional de Asociaciones de Vecinos de Madrid. 'Decir que el mercado de la vivienda está muy bien porque se venden un millón cada año es lo mismo que decir que el de la droga marcha bien porque hay mucha demanda y no deja de circular la mercancía. Sí, el mercado está mejor que nunca. Pero eso sólo significa que la vivienda se ha convertido en un objeto de mercado, y no en un derecho constitucional. Todos tenemos derecho a un espacio digno. Sin embargo, la juventud no puede emanciparse. Para que no se dispare el precio de la vivienda, se necesita potenciar la pública. Y no se hace'.

'La gente compra suelo no para construir, sino para revenderlo', continúa el representante de la Federación de Asociaciones de Vecinos. 'Conocemos terrenos en las nuevas urbanizaciones al norte de Madrid que se han vendido hasta cinco veces. Se vende, revende y se cambian solares como quien cambia cromos. Se están firmando hipotecas por 30 años. ¿Cuándo se ha visto eso? Yo pude pagar mi piso en 12 años con un solo salario. ¿Sería eso posible? Hoy, una pareja tiene que contar con la ayuda de los padres y endeudarse todos por unos 25 años. Por eso hoy hay más pisos embargados que nunca'.

Averiguar cuántas hipotecas se están pagando ahora mismo en España no es fácil. La Asociación Hipotecaria de España remite al Banco de España, que a su vez remite a la Asociación Española de Banca, y ésta a su vez, a la Asociación Hipotecaria de España. Esta asociación, integrada por 35 entidades financieras, estima que desde los últimos 20 años se están pagando en España unos diez millones de hipotecas. 'Pero no tenemos las cifras exactas', señala una fuente de la Asociación Hipotecaria, 'porque los bancos se niegan a revelar esas cifras. Compiten entre ellos y no quieren soltarlas'.

Sólo la Confederación Española de Cajas de Ahorros aporta una cifra: tres millones de hipotecas contratadas en la actualidad con las cajas de ahorro. ¿Y durante cuánto tiempo se pagan? Aunque tampoco hay cifras exactas, la Asociación Hipotecaria asegura que el periodo oscila entre los 20 y los 25 años.

Lo que sí está claro es que en los últimos siete años, las familias han pasado de endeudarse desde un 40% de su renta bruta hasta un 77% en 2001, según ha anunciado el Banco de España. Y el 75% de esa deuda se dedica a financiar la vivienda.

De esta situación, arguyen algunos afectados, no sólo es responsable el Gobierno del PP. El pasado 4 de abril, EL PAÍS publicaba la carta de un lector madrileño, Pedro Pablo Pellón Pulido, que decía: 'Tengo 33 años y todavía vivo en casa de mis padres; seguramente tendré que vivir con ellos hasta los 40 años -o más- y todo, ¿gracias a quién? Pues a los inútiles e incompetentes políticos que tenemos en España'.

'Primero debo dar las gracias al PSOE, que tuvo la feliz idea de permitir que desgravaran las compras de inmuebles; esta idea en principio parecía buena, porque incentivaba el mercado inmobiliario, pero -como siempre- salían perdiendo las capas bajas de la sociedad, ya que se desgravaba igual una pareja humilde que se compraba la primera vivienda que un especulador que comprase ocho pisos como inversión'.

'Después llegó el PP y creó su famoso Plan 2000, del cual -para sonrojo del Ministerio de Fomento- no se ha cumplido ni el 10%'.

'Pero la realidad es demasiado testaruda y ahí están los datos: según The Economist, entre 1980 y 2001, el precio de la vivienda en España subió un 726% en términos nominales y un 124% en términos reales (descontada la inflación) o, lo que es lo mismo: en España la vivienda subió 6,5 veces más que en cualquier país del mundo. ¿Y qué han hecho nuestros políticos? Pues prácticamente nada, dos pomposos planes de vivienda, que fueron un fracaso, y poco más'.

'Afortunadamente para los políticos, vivo en un país en el que los jóvenes sólo se indignan y manifiestan por cosas tan peregrinas como el descenso de la categoría de su equipo favorito, o cosas tan abstractas como la 'antiglobalización'. Lógicamente, nunca votan, porque pasan de política; lástima que no se den cuenta de que la política no pasa de ellos', concluía Pellón en su carta al director.

El lector, Pedro Pablo Pellón Pulido, de 33 años, fue contactado por este periódico la pasada semana. Pedro Pablo es un funcionario del Ministerio de Medio Ambiente. Gana 928 euros al mes. Vivía con su ex mujer hasta hace un año y ahora vive con sus padres en un piso de protección oficial. 'Me quedan limpias 80.000 pesetas al mes. Y con ese dinero me temo que seguiré viviendo en casa de mis padres, en los 50 metros cuadrados, para el resto de mi vida', señaló.

Las rupturas matrimoniales como la de Pedro Pablo Pellón están creciendo en España a un ritmo muy superior al de las bodas. Por primera vez, el año pasado se alcanzó una cifra de seis dígitos: 102.403 sentencias de separaciones y divorcios. Una de ellas fue la de Teresa López, de 44 años, quien, tras separarse, se ha ido con su hija y sus tres hijos a vivir a la casa de la hija mayor, de 24 años. 'Vivía con mi marido en una casa de alquiler. Nos separamos en Nochebuena. Y me vine con mis tres niños a esta casa de 60 metros cuadrados. Nos cuesta 52.000 pesetas al mes. Y la paga mi yerno con una nómina de 82.000 pesetas. He solicitado una vivienda, y no me la han dado porque se supone que no tengo los puntos necesarios'.

Todo español que gane menos de 5,5 veces el salario medio interprofesional, es decir, menos de 34.049 euros al año (5.665.343 pesetas), tiene derecho a solicitar una vivienda de protección oficial. El problema es que no se encuentran ya esos tesoros por las calles. En el año 2000 se construyeron 500.000 viviendas. Y de ellas, sólo 30.000 (el 7%) gozaban de subvención pública.

Jamás el número de casas ha sido tan alto y jamás el número de viviendas protegidas tan bajo. Basta echarle un vistazo al gráfico de esta página, elaborado con cifras del propio Ministerio de Fomento. En 1993, la mitad de las casas construidas era de protección oficial. Desde entonces, la cifra no ha hecho más que disminuir.

'En realidad', señala el representante de la Asociación de Promotores Inmobiliarios, Manuel Martí, 'todo el mundo quiere sacar parte del botín de la vivienda. Los ayuntamientos, las comunidades autónomas, el Gobierno... Los políticos saben que los promotores somos los malos de la película. Y al final resulta que somos los únicos que defendemos los intereses de este sector, porque la vivienda no tiene sindicatos'.

'Yo no quería comprar piso'

En las grandes estadísticas sobre el mercado de la vivienda nunca se recoge la situación de gente como Carmen Cervera, nombre supuesto de una periodista que cobra al año 12 pagas de 185.000 pesetas. 'Yo no quería comprarme un piso. Siempre lo he visto como una atadura. Hace dos años, yo vivía de alquiler en Colonia, Alemania. Todos mis amigos estaban de alquiler porque las ventajas fiscales les compensan. Y gracias a que vivía así pude venirme a España de un día para otro. Pero viendo cómo suben y suben y suben los precios, he terminado dejándome machacar por el capitalismo', comenta Cervera con sorna.

'Así que en octubre me puse en la cola de los que buscan. Dos o tres colegas periodistas de los que trabajan en suplementos inmobiliarios y económicos me aconsejaron que esperase a que se implantara el euro. Creían que los precios iban a bajar. Pero un piso que hace cinco meses costaba 30 millones de pesetas, ahora me puede costar 33. Tengo que pagar las consecuencias de haberme hecho la lista'.

'Te pones a buscar en los periódicos', continúa Cervera, 'y ves algunos chollos, pisos de particulares con unos precios bastante baratos. Pero después llamas y descubres que detrás de los chollos siempre hay una agencia inmobiliaria. Y que el piso ese no existe. Ni el precio ese tampoco. Toman tus datos y te ofrecen otros pisos a precios mucho más caros. De cada 50 pisos, unos tres son de particulares'.

'Si encuentro un piso con mi novio, alquilaremos una habitación', continúa Cervera. 'Mi novio se está planteando dedicarse a especular directamente. Sabemos que no es ético. Pero a veces no te queda más remedio. Él compró hace dos años un bajo por nueve millones, y una empresa se lo ha tasado ahora en 22. Hace poco vio otro bajo en Lavapiés por nueve millones de pesetas y está intentando comprarlo para rehabilitarlo y después venderlo', concluye Cervera.

Mientras hasta a los más pobres se les despierta el apetito especulador, la carrera de los precios continúa imparable. De momento.

Ahora o nunca. O se compra usted una vivienda o corre el riesgo de que dentro de unos meses le cueste varios millones de pesetas más cara. En esa tesis coinciden los presidentes de cooperativas, promotores inmobiliarios y gran parte de los expertos consultados. El problema es que para comprar una casa se necesita mucho dinero. Y cada vez más.

Germán Pérez Barrio, director gerente de la empresa de tasación Tinsa, es uno de los expertos más consultados en el tema de la vivienda. El año pasado, su empresa efectuó más de 221.000 valoraciones de inmuebles. Una vez cada tres meses, Pérez Barrio analiza los informes de sus 777 tasadores, se presenta ante los periodistas, informa de cuáles son los precios del mercado y anuncia por dónde van a ir los tiros en el mercado.

A mediados de junio, dos semanas antes de publicar su último estudio, Pérez Barrio ofrecía un mensaje esperanzador: 'Los precios ya no van a subir más. Siempre hay una temporada en que los precios siguen subiendo aunque la demanda disminuya. Pero ya se ha alcanzado un tope. A quien se compró una casa en los años 1996, 1997 y 1998 le tocó la lotería. Probablemente ha visto duplicarse el precio del piso. Pero eso se acabó. Los intereses han bajado todo lo que podían bajar y la vivienda no subirá más'. Punto.

Pero el martes 2 de julio, con su informe en la mano, Germán Pérez Barrio se presentó ante decenas de periodistas y les dijo: 'No sé por qué seguís haciéndome caso. De verdad. Si no hago más que equivocarme'. Y acto seguido reconoció que la vivienda, a pesar de todos los pronósticos, seguía disparándose hasta arriba: en los últimos 12 meses, los pisos nuevos subieron un 15%, y los usados, un 17%.

¿La razón? 'Sólo se me ocurre pensar que la desconfianza de la gente hacia la Bolsa les lleva a invertir en la vivienda', arguyó Pérez Barrio.

Cada mes, los precios van a peor. Y cada año, a mucho peor. 'Hay ahora un anuncio en la radio', comenta Julio Rodríguez, ex presidente del extinto Banco Hipotecario, 'que da en el clavo. Un hijo les pregunta a sus padres: '¿Cómo es que vosotros, con sólo el sueldo de papá, os pudisteis comprar un piso, y mi novia y yo, con dos sueldos, no podemos?'. Ésa es la clave. Los estudios de mercado nunca hablan de la gente que no puede comprar viviendas'.

'El precio medio de una casa nueva alcanzó en España la cifra de 20 millones de pesetas', señala el presidente de la Asociación de Gestoras de Cooperativas de Viviendas (AGECOVI), Orencio Osuna. 'Eso significa que un comprador medio español debería emplear el total de su salario, ¡el total!, durante cinco años y medio de su vida para comprar un piso. Y si vive en Madrid, serían siete años en vez de cinco y medio'.

Con semejante panorama era previsible que esta semana el líder del PSOE, José Luis Rodríguez Zapatero, atacara al Gobierno en el debate sobre el estado de la nación con el problema de la vivienda. 'Con usted', le espetó Zapatero al presidente del Gobierno, José María Aznar, 'el precio de la vivienda ha subido un 50%, a un ritmo del 9% anual, y en años como éste, algo más. Durante su periodo de Gobierno hay un tercio menos de viviendas de protección oficial'.

El suelo del Ejército

Lo que no era previsible es que Aznar no tuviese preparada alguna respuesta. Sólo cuando en la siguiente réplica Zapatero le recordó que Aznar no había entrado al toro de la vivienda durante el debate y le propuso que Defensa destinara el 40% de su suelo para la construcción de casas de promoción pública, el presidente del Gobierno le dijo que Defensa ya viene haciendo eso desde hace tiempo.

'Había demagogia en las palabras de Zapatero', comenta el presidente de la Asociación de Promotores Inmobiliarios (Asprima), Manuel Martí, 'pero Aznar no quiso entrar al trapo de lleno porque sabe que una parte de lo que ha hecho es insuficiente. El precio del suelo tiene una repercusión tremenda en lo que paga la gente por la vivienda. A veces llega hasta el 50%, lo cual es una locura. A los promotores tampoco nos interesan estos precios tan desorbitados. Lo que queremos es un crecimiento estable, continuo y moderado', concluye Martí.

'La despreocupación que tiene el Gobierno de la nación respecto a la política de la vivienda es tremenda', señala Alfonso Vázquez, presidente de la Confederación de Cooperativas de Viviendas de España. 'Yo tengo 72 años. Llevo 42 trabajando en el sector. Y puedo asegurarle que la situación de la vivienda social nunca ha estado peor que ahora. Se hacen 500.000 viviendas al año, sí, pero a precios que no son accesibles al 65% de la población. Tengo muchos más amigos en el PP que en la oposición. Pero he de reconocer que si Aznar no le respondió a Zapatero es porque sabe que lo está haciendo mal. Sobre el suelo prima el estraperlo. Los ayuntamientos especulan con los solares. Y encima les ponen a las viviendas protegidas unos precios tan baratos que no se ajustan a la realidad. El resultado, ¿cuál es? Que nadie quiere construir viviendas protegidas porque no es rentable. Y que hay algunos sitios donde se usa dinero negro para comprarlas a precios mucho más altos que los oficiales'.

No sólo Aznar se muestra parco al hablar de vivienda. Este periódico lleva intentando desde hace más de cinco semanas recabar la opinión del director general de la Vivienda, Fernando Nasarre, pero desde el Ministerio de Fomento sólo han respondido con el silencio.

No obstante, si la Administración no va hacia los ciudadanos, a veces los propios vecinos se plantan ante los técnicos y los políticos.

Carlota Teresa Fernández Díaz no ha visto el debate sobre el estado de la nación. Tiene 28 años, un hijo de 10, una hija de 8, y está embarazada de siete meses con trillizos en camino. Lleva plantada un mes frente al Instituto de la Vivienda de Madrid (Ivima) con una pancarta que dice: 'El Ivima se niega a dar un piso, viviendo en una nave con dos niños y tres en camino, y teniendo pisos cerrados'. Espera dar a luz en agosto, pero dice que no se irá de la acera hasta que no le adjudiquen un piso.

Luis Eduardo Cortés, consejero de Obras Públicas de la Comunidad de Madrid, asegura que así no adelantará nada: 'La gente piensa que con los medios de comunicación los políticos se asustan. Pero desde la Administración no se puede funcionar a golpe de corazón. Aunque parezca mentira, aún hay gente mucho más necesitada que esta familia. Se le adjudicará algo cuando le llegue su turno'.

Al marido de Carlota, el tapicero Esteban Cavanillas, lo despidieron de la fábrica hace año y medio. Dejaron de pagar las 80.000 pesetas por un piso alquilado y se fueron a vivir a la nave de 182 metros cuadrados que tenían alquilada en San Sebastián de los Reyes, un municipio de Madrid.

En su momento, Carlota y su marido intentaron hacerse con una casa en la vorágine del mercado libre. 'En el periódico Segunda Mano ves muchos anuncios de ventas de pisos: te ponen que sólo tienes que dar 80.000 pesetas mensuales y que no necesitas avales. Pero cuando vas y hablas con ellos, te das cuenta de que todo es una trola. Si el piso vale 15 millones, te piden 8 o 10 de avales', comenta Esteban Cavanillas.

Comprar un piso es imposible. Y para alquilarlos compiten con los emigrantes, quienes pagan más porque están dispuestos a vivir con más personas en menos espacio. 'El otro día fui a llevar unas sillas tapizadas a una casa y, donde tenía que haber una familia, me encontré a cuatro o cinco familias de marroquíes, los niños apelotonados en los pasillos, durmiendo todos juntos, y las bombonas de butano también en el pasillo, que cada familia usaba la suya', comenta el marido de Carlota.

Malika Abdelazid, miembro de la Asociación de Trabajadores Inmigrantes Marroquíes en España (ATIME), recuerda que en Madrid se pagan 'hasta 30.000 pesetas por acceder a una cama en habitaciones de cuatro camas'. 'No olvidemos que los inmigrantes son ya el 3% de la población española. Y una familia de emigrantes cobra entre 80.000 y 120.000 pesetas al mes. Muchos inmigrantes quieren quedarse en este país, comprar una casa, pero no hay apenas viviendas de protección oficial. Y cuando salen ofertas, sólo se publican en español'.

'No hay problema'

Sin embargo, no todo el mundo cree que los precios de la vivienda están por las nubes. Germán Pérez, director de la sociedad de tasación Tinsa, cree que no se puede hablar de carestía en términos absolutos. 'Si los pisos estuvieran tan caros, no se venderían cada año medio millón de viviendas nuevas y otro medio millón de pisos de segunda mano. Mientras se venda un millón de viviendas al año, no se puede decir que haya un problema. Hay mucha complicidad de mucha gente en el hecho de que estén tan caras las viviendas. En realidad, cuando suben los precios, todos los que tenemos casa nos ponemos muy contentos. Hay 14 millones de familias en España, y el 85% de esas familias son propietarias'.

'Esa opinión me resulta graciosa', señala Francisco Caño, el encargado de la Vivienda en la Federación Regional de Asociaciones de Vecinos de Madrid. 'Decir que el mercado de la vivienda está muy bien porque se venden un millón cada año es lo mismo que decir que el de la droga marcha bien porque hay mucha demanda y no deja de circular la mercancía. Sí, el mercado está mejor que nunca. Pero eso sólo significa que la vivienda se ha convertido en un objeto de mercado, y no en un derecho constitucional. Todos tenemos derecho a un espacio digno. Sin embargo, la juventud no puede emanciparse. Para que no se dispare el precio de la vivienda, se necesita potenciar la pública. Y no se hace'.

'La gente compra suelo no para construir, sino para revenderlo', continúa el representante de la Federación de Asociaciones de Vecinos. 'Conocemos terrenos en las nuevas urbanizaciones al norte de Madrid que se han vendido hasta cinco veces. Se vende, revende y se cambian solares como quien cambia cromos. Se están firmando hipotecas por 30 años. ¿Cuándo se ha visto eso? Yo pude pagar mi piso en 12 años con un solo salario. ¿Sería eso posible? Hoy, una pareja tiene que contar con la ayuda de los padres y endeudarse todos por unos 25 años. Por eso hoy hay más pisos embargados que nunca'.

Averiguar cuántas hipotecas se están pagando ahora mismo en España no es fácil. La Asociación Hipotecaria de España remite al Banco de España, que a su vez remite a la Asociación Española de Banca, y ésta a su vez, a la Asociación Hipotecaria de España. Esta asociación, integrada por 35 entidades financieras, estima que desde los últimos 20 años se están pagando en España unos diez millones de hipotecas. 'Pero no tenemos las cifras exactas', señala una fuente de la Asociación Hipotecaria, 'porque los bancos se niegan a revelar esas cifras. Compiten entre ellos y no quieren soltarlas'.

Sólo la Confederación Española de Cajas de Ahorros aporta una cifra: tres millones de hipotecas contratadas en la actualidad con las cajas de ahorro. ¿Y durante cuánto tiempo se pagan? Aunque tampoco hay cifras exactas, la Asociación Hipotecaria asegura que el periodo oscila entre los 20 y los 25 años.

Lo que sí está claro es que en los últimos siete años, las familias han pasado de endeudarse desde un 40% de su renta bruta hasta un 77% en 2001, según ha anunciado el Banco de España. Y el 75% de esa deuda se dedica a financiar la vivienda.

De esta situación, arguyen algunos afectados, no sólo es responsable el Gobierno del PP. El pasado 4 de abril, EL PAÍS publicaba la carta de un lector madrileño, Pedro Pablo Pellón Pulido, que decía: 'Tengo 33 años y todavía vivo en casa de mis padres; seguramente tendré que vivir con ellos hasta los 40 años -o más- y todo, ¿gracias a quién? Pues a los inútiles e incompetentes políticos que tenemos en España'.

'Primero debo dar las gracias al PSOE, que tuvo la feliz idea de permitir que desgravaran las compras de inmuebles; esta idea en principio parecía buena, porque incentivaba el mercado inmobiliario, pero -como siempre- salían perdiendo las capas bajas de la sociedad, ya que se desgravaba igual una pareja humilde que se compraba la primera vivienda que un especulador que comprase ocho pisos como inversión'.

'Después llegó el PP y creó su famoso Plan 2000, del cual -para sonrojo del Ministerio de Fomento- no se ha cumplido ni el 10%'.

'Pero la realidad es demasiado testaruda y ahí están los datos: según The Economist, entre 1980 y 2001, el precio de la vivienda en España subió un 726% en términos nominales y un 124% en términos reales (descontada la inflación) o, lo que es lo mismo: en España la vivienda subió 6,5 veces más que en cualquier país del mundo. ¿Y qué han hecho nuestros políticos? Pues prácticamente nada, dos pomposos planes de vivienda, que fueron un fracaso, y poco más'.

'Afortunadamente para los políticos, vivo en un país en el que los jóvenes sólo se indignan y manifiestan por cosas tan peregrinas como el descenso de la categoría de su equipo favorito, o cosas tan abstractas como la 'antiglobalización'. Lógicamente, nunca votan, porque pasan de política; lástima que no se den cuenta de que la política no pasa de ellos', concluía Pellón en su carta al director.

El lector, Pedro Pablo Pellón Pulido, de 33 años, fue contactado por este periódico la pasada semana. Pedro Pablo es un funcionario del Ministerio de Medio Ambiente. Gana 928 euros al mes. Vivía con su ex mujer hasta hace un año y ahora vive con sus padres en un piso de protección oficial. 'Me quedan limpias 80.000 pesetas al mes. Y con ese dinero me temo que seguiré viviendo en casa de mis padres, en los 50 metros cuadrados, para el resto de mi vida', señaló.

Las rupturas matrimoniales como la de Pedro Pablo Pellón están creciendo en España a un ritmo muy superior al de las bodas. Por primera vez, el año pasado se alcanzó una cifra de seis dígitos: 102.403 sentencias de separaciones y divorcios. Una de ellas fue la de Teresa López, de 44 años, quien, tras separarse, se ha ido con su hija y sus tres hijos a vivir a la casa de la hija mayor, de 24 años. 'Vivía con mi marido en una casa de alquiler. Nos separamos en Nochebuena. Y me vine con mis tres niños a esta casa de 60 metros cuadrados. Nos cuesta 52.000 pesetas al mes. Y la paga mi yerno con una nómina de 82.000 pesetas. He solicitado una vivienda, y no me la han dado porque se supone que no tengo los puntos necesarios'.

Todo español que gane menos de 5,5 veces el salario medio interprofesional, es decir, menos de 34.049 euros al año (5.665.343 pesetas), tiene derecho a solicitar una vivienda de protección oficial. El problema es que no se encuentran ya esos tesoros por las calles. En el año 2000 se construyeron 500.000 viviendas. Y de ellas, sólo 30.000 (el 7%) gozaban de subvención pública.

Jamás el número de casas ha sido tan alto y jamás el número de viviendas protegidas tan bajo. Basta echarle un vistazo al gráfico de esta página, elaborado con cifras del propio Ministerio de Fomento. En 1993, la mitad de las casas construidas era de protección oficial. Desde entonces, la cifra no ha hecho más que disminuir.

'En realidad', señala el representante de la Asociación de Promotores Inmobiliarios, Manuel Martí, 'todo el mundo quiere sacar parte del botín de la vivienda. Los ayuntamientos, las comunidades autónomas, el Gobierno... Los políticos saben que los promotores somos los malos de la película. Y al final resulta que somos los únicos que defendemos los intereses de este sector, porque la vivienda no tiene sindicatos'.

'Yo no quería comprar piso'

En las grandes estadísticas sobre el mercado de la vivienda nunca se recoge la situación de gente como Carmen Cervera, nombre supuesto de una periodista que cobra al año 12 pagas de 185.000 pesetas. 'Yo no quería comprarme un piso. Siempre lo he visto como una atadura. Hace dos años, yo vivía de alquiler en Colonia, Alemania. Todos mis amigos estaban de alquiler porque las ventajas fiscales les compensan. Y gracias a que vivía así pude venirme a España de un día para otro. Pero viendo cómo suben y suben y suben los precios, he terminado dejándome machacar por el capitalismo', comenta Cervera con sorna.

'Así que en octubre me puse en la cola de los que buscan. Dos o tres colegas periodistas de los que trabajan en suplementos inmobiliarios y económicos me aconsejaron que esperase a que se implantara el euro. Creían que los precios iban a bajar. Pero un piso que hace cinco meses costaba 30 millones de pesetas, ahora me puede costar 33. Tengo que pagar las consecuencias de haberme hecho la lista'.

'Te pones a buscar en los periódicos', continúa Cervera, 'y ves algunos chollos, pisos de particulares con unos precios bastante baratos. Pero después llamas y descubres que detrás de los chollos siempre hay una agencia inmobiliaria. Y que el piso ese no existe. Ni el precio ese tampoco. Toman tus datos y te ofrecen otros pisos a precios mucho más caros. De cada 50 pisos, unos tres son de particulares'.

'Si encuentro un piso con mi novio, alquilaremos una habitación', continúa Cervera. 'Mi novio se está planteando dedicarse a especular directamente. Sabemos que no es ético. Pero a veces no te queda más remedio. Él compró hace dos años un bajo por nueve millones, y una empresa se lo ha tasado ahora en 22. Hace poco vio otro bajo en Lavapiés por nueve millones de pesetas y está intentando comprarlo para rehabilitarlo y después venderlo', concluye Cervera.

Mientras hasta a los más pobres se les despierta el apetito especulador, la carrera de los precios continúa imparable. De momento.

Carlota Fernández, con su familia, frente al Instituto de la Vivienda de Madrid, donde asegura que se quedará día y noche hasta que le faciliten un piso.
Carlota Fernández, con su familia, frente al Instituto de la Vivienda de Madrid, donde asegura que se quedará día y noche hasta que le faciliten un piso.MIGUEL GENER

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