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La última plaza de toros de la Costa Brava no ha podido iniciar la temporada

Un juzgado ha obligado a suspender las corridas previstas en Lloret

El turismo de toros, sol y playa continúa recibiendo estocadas mortales en la Costa Brava. La plaza de toros ubicada en la localidad de Lloret de Mar, el último vestigio de la fiesta taurina en la Costa Brava, no ha podido iniciar este año su temporada veraniega a causa del litigio que mantienen los propietarios de las instalaciones y la empresa que desde hace unos 20 años gestiona las corridas.

Una sentencia judicial a favor de los propietarios que ordena el cierre de la plaza ha impedido que se celebren los espectáculos taurinos programados para el pasado domingo para hoy, los primeros de esta temporada veraniega.

La plaza de toros de Lloret de Mar congregaba durante los meses estivales a turistas procedentes de toda la Costa Brava deseosos de presenciar en directo un auténtico espectáculo taurino. Se trataba, en la mayoría de las ocasiones, de carteles modestos, en muchas ocasiones con vaquillas en lugar de toros, a los que acudía también un reducido número de aficionados taurinos de la zona.

La decisión judicial del cierre causó sorpresa la semana pasada por su inmediatez. A pesar de que era sabida la intención de los propietarios de las instalaciones de vender el solar que ocupan, la empresa promotora ya había programado los espectáculos para esta temporada, que incluso se habían publicitado en algunas agencias de viajes que organizan excursiones desde otras localidades del litoral gerundense e incluso del Maresme.

El Ayuntamiento de Lloret de Mar se desvinculó desde el primer momento tanto de la orden de clausura dictada por el juzgado de Blanes como de las supuestas presiones para conseguir el cierre de la plaza y aseguró que se trataba excusivamente de un litigio entre la propiedad y la empresa que alquila las instalaciones.

La penúltima plaza de toros de la Costa Brava fue derribada en la localidad de Sant Feliu de Guíxols a finales de mayo de 1998. En las comarcas de Girona permanecen abiertas, aunque con una programación muy reducida, las plazas de toros de Olot -con una antigüedad más que centenaria- y de Girona.

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